Recientemente se ha publicado los resultados de este análisis de @semfyc con motivo de la celebración del día de la Medicina de Familia, el pasado 19 de mayo.
Quiere con esto explicarse que son necesarios 4500 médicos de Atención Primaria en todo el país, con desigual distribución según comunidades autónomas, para igualar las ratios del resto de Europa.
¿Influiría esto en la calidad de la asistencia en Atención Primaria?
De seguro que sí. Con esta medida, los cupos más grandes quedarían más desahogados, con lo que las personas tendrían menos problemas para coger cita con su médico; los médicos podrían conocer mejor a sus pacientes, o dedicarles más tiempo en la consulta, o hacer una mejor atención domiciliaria. Por no hablar de la calidad de vida laboral, yendo un poco más desahogados en el día a día. Podrían los médicos de Atención Primaria estudiar, hacer cursos, investigar.
Pero eso no es todo... a mi entender.
Como tantas otras cosas que publico en este blog, ¿eh? que yo no tengo todas las respuestas, ni estoy en posesión absoluta de la verdad, pero tengo una experiencia que ya dentro de poco voy a poder calificar de "dilatada" (que me hago mayor, vaya) y además, bastante variada (urgencias hospitalarias, extrahospitalarias, atención primaria, atención continuada, vuelta a las urgencias hospitalarias, medicina privada...), y ello me da una visión algo particular de la atención sanitaria.
No todo es aumentar el número de médicos de Atención Primaria. Y digo, no de familia, pues los datos publicados incluyen pediatras de atención primaria, aun a sabiendas que aproximadamente un tercio de esas plazas están ocupadas por médicos de familia (en el resto de Europa los médicos de familia atienden todas las edades, los pediatras no están en Atención Primaria).
Cada cual habrá de poner también un poco de su parte, mojarse con su cupo, implicarse a sabiendas que ello supone trabajar más. Pero también mejor, con mejores resultados en salud, en satisfacción de los usuarios, en utilización de los recursos.
Es necesario implicarse en la formación continuada, mantenerse actualizado sobre todo en lo aplicable a la práctica asistencial de cada cual, diseñar una estrategia de trabajo para encaminarse a los objetivos seleccionados, explorar nuevas habilidades.
Mientras haya pacientes sin respuesta a su demanda (aunque la respuesta sea que no hay solución, lo que no se puede dar es silencio), pacientes derivados a otro compañero sin una entrevista y exploración adecuadas, pacientes que mueren con sufrimiento por dejadez o desconocimiento...
la solución no pasará sólo por ser más, habrá que dar otro primer paso que es ser mejores.
Nadie nace sabiendo, pero hay que aprender. Hay que querer saber, saber, y querer hacer para hacer.