Así se llamaba una de las mesas a las que acudí en el congreso.
Una mesa básicamente es una actividad moderada, en la que 3 ó 4 ponentes exponen sus opiniones o conocimientos sobre un tema, habitualmente con diferentes perspectivas, con el fin de enriquecer los conocimientos y/o las opiniones del público asistente. Al finalizar se admiten participaciones del público, pero realmente no se establece un debate, ni apenas una conversación.
En la mesa se expusieron necesidades para la renovación de la Atención Primaria, que es una de las grandes conversaciones del año, y ahí estamos a ver si se convierte o no en algo más que en una conversación y pasamos a ver hechos. De hecho, hasta se ha elaborado un doccumento sobre ello, que parece ser que va a ser la guía con la que se inicien los cambios.
Hechos que, según casi todas las voces, pasan por un aumento de la financiación de la Atención Primaria. Da igual qué fuente se consulte, hay unanimidad en cuanto a que la asistencia hospitalaria se lleva el bocado grande, grandísimo del presupuesto sanitario. También son conocidos los estudios que clarifican que los sistemas sanitarios con una Atención Primaria potente son los más eficientes y satisfactorios para el usuario.
¿Qué estamos haciendo entonces? Parece que seria muy fácil tomar decisiones, pero no se toman. Nuestro sistema sanitario sufre de hospitalocentrismo tradicional, y eso no va a ser fácil de modificar. Los especialistas hospitalarios están acostumbrados a una serie de condiciones a las que no están dispuestos a renunciar.
Una Atención Primaria POTENTE es una bien dotada económicamente: de forma que se pueda mantener un número de profesionales que, de otra forma, están "fugándose" al extranjero, y a otras comunidades autónomas (una fuga ésta más doméstica), pero son necesarios para mantener el inevitable recambio generacional, y para desestresar el trabajo diario, de forma que cada profesional disponga de más tiempo para realizar sus actividades. Actividades para las que, aparte de tiempo, a veces precisan de una inversión económica en recursos.
Actividades, algunas de ellas, dejadas de lado, como la investigación. Vosotros mis pacientes sois testigos de las montañas de papeles que inundan mi mesa si acudís fuera de las horas de consulta (en horas de guardia). Así hay que hacerlo si se quiere hacer, y eso no es normal.
Es necesario disminuir la burocracia en la consulta, y en ese aspecto ha sido un reciente avance la aplicación electrónica de la nueva ley de la incapacidad temporal, que hace que los partes de confirmación de las bajas no sean semanales.
Tenemos un nuevo módulo de prescripción electrónica, estrenado por la misma fecha, a principios de verano; que en vez de mejorarnos la calidad de la consulta, va a acabar con los nervios o con las coronarias de algunos. Malo como una caída de espaldas, pero ahí estamos también, viendo a ver qué hacemos para mejorarlo. Ya os contaré sobre eso otro día.
Ha supuesto un avance la aplicación del visado electrónico, muy fácil y rápido, pero seguimos teniendo serios problemas con los visados de especialistas hospitalarios, ya que parece que ellos no terminan de gestionar cómo hacer ellos sus renovaciones, si no citan a revisiones, y otros múltiples conflictos que tenemos con el nivel hospitalario.
Otro papeleo absurdo que se repite un día sí y otro también es el de los justificantes para la escuela. Hace ya más de dos años andaba yo ya harta de hablar del tema, y escribí sobre ello. Este año, por algún motivo, la conversación ha saltado a redes sociales, ya somos muchos los que vamos tomando medidas contra ello.
Una Atención Primaria potente no olvida que el trabajo es de un equipo. Por muy solo que esté el médico, no está solo: tiene a su compañero, al enfermero. Y a los otros médicos y enfermeros de la unidad, y al trabajador social, y a los auxiliares y administrativos. Y a otros profesionales satélites, como odontólogos, fisioterapeutas, técnicos de radiología, veterinario, epidemiólogo...
Dentro de ese concepto, lo primero que parecería lógico es que nos reuniéramos y aprendiéramos juntos. Que tuviéramos Jornadas, Simposiums y Congresos multidisciplinares, más ricos y variados, seguramente muy divertidos además, y probablemente más baratos. Y más libres de humos de la Industria...
Si los profesionales podemos trabajar juntos, nuestras sociedades científicas deberían ser capaces de hacerlo también.
La Atención Primaria del presente y del futuro ha de cambiar su paradigma, y ser lo bastante flexible para adaptarse a las nuevas necesidades, recuperando las antiguas tareas: el envejecimiento de la población es un hecho, y hoy en día la Atención a la Cronicidad, a los Pacientes Pluripatológicos y los Cuidados Paliativos han de ser una prioridad en la actividad diaria de todo médico de familia.
La forma de enfermar las personas está cambiando. La atención a lo agudo va quedando en un plano secundario.
No es tontería lo que también se planteó en la mesa, sobre la necesidad de evaluar las actuaciones. ¿Sabemos lo que estamos haciendo? ¿La utilidad? ¿La repercusión en la salud de las personas? A lo mejor habría que dejar de hacer algunas cosas que hacemos, para tener tiempo y dinero para hacer otras.
¿Esto que supone?
Primero, fundamental, recuperar la atención domiciliaria. Lo que era una de las particularidades de nuestra actividad está casi perdida. Sin ir más lejos, y para no nombrar a nadie, yo no tengo agenda específica de visita domiciliaria, como tienen los enfermeros por ejemplo. ¿Qué hago? Pues lo mejor que puedo, a ratos sueltos, o aprovechando que estoy en la calle por otro motivo, y por supuesto, apoyándome mucho en Paco, que todos mis lectores sabeis que es el enfermero de mi cupo. Iba a poner mi enfermero, pero en otra ocasión hubo susceptibilidades en cuanto a sumisión jerárquica, lo que causaría risa a cualquiera que nos conozca en el trabajo, así que no lo pongo. Vaya, ya lo he puesto. Je je. ¡Pues ya no lo quito!
Segundo, estudiar e investigar al respecto. Sin más peros. No están unificadas las actuaciones de los profesionales, y es preciso para que todos los pacientes reciban la misma atención y se mantengan los criterios de equidad.
Para hacerlo bien, sería maravilloso recuperar la longitudinalidad. Lo que significa dos cosas: seguir al paciente desde su nacimiento hasta su muerte (recuperar la pediatría, el seguimiento del embarazo y la planificación familiar); y por otro lado, reducir al mínimo la eventualidad. Nada de eso tiene sentido si el médico cambia cada pocos meses, por un sistema de contratación anticuado, injusto y manipulable, opaco y desactualizado. Chica faena tienen los altos directivos arreglando eso.
Y por supuesto, como se puede imaginar, eso requiere de un pellizco mayor de presupuesto que el que tenemos ahora: para hacer más actividades, hacen falta más profesionales y más recursos, que ahora están en el nivel hospitalario, cuando en Atención Primaria se puede hacer más eficientemente, y más cómodo para las personas.
Tercero, recuperar nuestro segundo apellido: la Atención Comunitaria. Forma Joven, colaboración con los agentes sociales, liderar la Educación para la Salud, y la Promoción de la Salud. Tener visibilidad en nuestras intervenciones. Hemos de salir de la consulta, del centro de salud. Hemos de conocer las expectativas de los usuarios a este respecto. Y hemos de conocer nuestro entorno: porque a veces quienes más nos necesitan son quienes menos van a la consulta.
Y Cuarto, y para acabar: la Atención Primaria ha de adaptarse a las nuevas tecnologías. No unos pocos a los que nos miren raro y nos tomen por frikis pensando que tenemos un lenguaje secreto: de forma generalizada, el conocimiento y la utilización de correo electrónico, trabajo colaborativo en la nube, redes sociales, gestión de blogs, aplicaciones móviles, internet... multiplica las posibilidades de formación, más aún para los profesionales rurales como nosotros, lejos de las ciudades donde son más probables las actividades de formación presenciales; pero además condiciona, amplifica y da variedad a las relaciones no sólo con pacientes, sino con otros compañeros.
Vaya montón de cosas que os he contado. ¿Qué pensais vosotros? ¿Qué os gustaría que cambiara en la atención que recibís en vuestros centros de salud y consultorios? ¿Cómo mejoramos?
Guaaa Pilar enhorabuena!! Cuanta razón tienes... dejame decirte que posees dotes de liderazgo, deberías estar en los altos cargos directivos, nos iría mucho mejor. O en algún cargo donde puedas organizar y encaminar a muchos profesionales que han perdido esos principios que comentas... Tienes una visión tan amplia, justa y eficiente de los recursos para hacer un buen trabajo y mejorar la atención sanitaria en todos los aspectos. Me quedo con todo lo que dices y en los temas que habría que retomar para esa atención primaria POTENTE... me encanta esa visión de médico (y equipo) más cercano dentro y fuera de la consulta, más desahogado, con más tiempo, motivación y ganas de hacer cosas!!
ResponderEliminar