Hoy tenemos una invitada en el blog. Se llama Gloria Mestre, es médico de familia, y está participando (con gran éxito, ahora que ella no me lee, lo digo) en el curso "Desenredándote en la web 2.0" que estamos impartiendo desde el grupo de Nuevas Tecnologías de SAMFYC, eSAMFYC.
Entre tantas y tantas cosas de las que hablamos en los foros, se habló de blogs, y Gloria quiere profundizar en su vocación literaria. Doy fe de que es una buena comunicadora, y le ofrecí la posibilidad de escribir como invitada para vosotros y así comprobar cómo se sentía al escribir una entrada, pues está pensando en abrir blog propio.
Estoy segura de que para ella va a ser toda una experiencia, y me gustaría que la animarais con vuestros comentarios y opiniones.
Por anticipado, ¡muchas gracias a todos!
Os dejo con lo que Gloria Mestre quiere deciros.
Actualmente vivimos en una
sociedad en la que se intenta que todas las personas sean iguales, que todas
actuemos en función de un “guión predeterminado”, nos comparamos con los demás
o nos regimos por los cánones de la sociedad sobre qué aspecto debemos tener,
cómo debemos vivir nuestras vidas o incluso qué rasgos de personalidad tenemos
que tener. De esta manera, conseguimos integrarnos y ser aceptados.
Debido a ello, las personas
que no encajan con esto estándares, se sienten mal, no se aceptan como son o se
sienten inferiores. Si no tienen pareja, si tienen pocos o ningún amigo,
si tienen altibajos emocionales, si tienen algún trastorno o problema
psicológico, si son homosexuales o pertenecen a cualquier otra minoría, si no les
gusta lo que parece gustarle a la mayoría…son considerados como “bichos raros”
que no se integran en nuestra sociedad.
Pero esto es paradójico
porque son precisamente todas estas cosas las que hacen que una persona sea
única, especial y diferente, aportando esa diversidad tan necesaria para una
sociedad que es ya, de por sí, demasiado conservadora, demasiado resistente al
cambio. Todas estas diferencias deberían
enorgullecerles y no hacerles sentir mal,
esa falta de
autoaceptación que sienten muchas personas cuando no son como “deberían” según
los estándares sociales predominantes, tendrían que servir como acicate para ellas. Lo cierto es
que no existen diferencias negativas o positivas, aquellos rasgos que parecen ahora tan negativos no lo son en
realidad; no son ni buenos ni malos, o son buenos y malos simultáneamente,
depende con el cristal con que se miren.
El “quid” de la cuestión está en convencerles de que deben aceptarse tal y
como son, con sus inseguridades, sus
trastornos emocionales, o su físico, porque todo eso es lo que les hacen ser personas especiales y diferentes. Y las
diferencias son las que salvan a la humanidad de convertirse en robots
clónicos. Esas diferencias nos hacen pensar, nos incomodan porque nos hacen
despertar del sueño de la inmovilidad cómoda, nos sorprenden y nos hacen
pensar, nos hacen cuestionarnos nuestras propias ideas y nuestras propias
vidas, nos hacen vivir toda la variedad de emociones humanas, tan necesarias
para crecer como personas.
Y parafraseando a Samuel Johnson: “El éxito en la vida
consiste en seguir siempre adelante”.
Siempre adelante, desde luego que esa debe ser "nuestra línea de juego"
ResponderEliminarUn abrazo y te animamos a seguir en esta línea