No, técnicamente es el mes de la concienciación sobre el cáncer de próstata, el mes de la salud masculina, le llaman eufemísticamente.
Pero por desgracia, acogidos a esta campaña de concienciación, se plantean actitudes e intervenciones con las que no concuerdo, por ser más dañinas que beneficiosas.
Una, el "análisis de la próstata". Así llaman de forma coloquial al PSA, antígeno específico prostático. El uso de este marcador tiene su sitio, y no es la detección precoz o cribado del cáncer de próstata.
Porque puede estar normal, y aun así haber un cáncer de próstata. Y puede estar elevado, y no haberlo. En hombres sin síntomas, estamos hablando.
Con eso, si del resultado no voy a deducir nada firme, ¿para qué vale hacerlos? Para nada. Por eso han dejado de hacerse. O deben dejar de hacerse, en hombres asintomáticos, con intención de detección precoz. Ya hace un tiempo os hablaba sobre esto. Y también hace más tiempo todavía.
Dos, "chequeos" de salud. Los chequeos de salud son cosa del siglo pasado, chicos. Ni previenen nada, ni curan nada, ni anticipan nada. Pero un chequeo preventivo que incluya un tacto rectal es el colmo de los colmos. Porque en líneas generales, es desagradable para los hombres, incluso lo perciben como una cosa agresiva (ojo, que a las mujeres tampoco les gusta, pero estamos hoy con la próstata); y su utilidad es bastante cuestionable, ya que es poco sensible y específico (detecta poco un tumor que esté, y en demasiadas ocasiones detecta como patológicas próstatas normales), y eso en condiciones óptimas, lo que no siempre ocurre ya que hay una alta dependencia de la pericia del médico explorador.
¿Qué tiene todo esto de malo?
Bueno, efectivamente es posible que se retrase el diagnóstico de un cáncer de próstata hasta que comience a dar síntomas, lo que no suele tener tantas consecuencias ya que es un tumor de crecimiento lento, que responde muy bien a los tratamientos quirúrgicos y de radioterapia, cuando son necesarios, ya que, en ocasiones, lo adecuado es una actitud expectante: vigilar síntomas antes de decidirse por un tratamiento u otro.
Pero también puede ocurrir que estas exploraciones y pruebas den lugar a una sospecha que dé lugar a hacer más pruebas, más agresivas, con más riesgos, algunos de ellos de cierta gravedad, para llegar al final a comprobar que no había ningún cáner de próstata. Incluso, a operarse de tumores que nunca le iban a dar problemas a su portador a lo largo de su vida.
Es lo que se llama sobrediagnóstico, y sobretratamiento. Y puede ser tanto o más dañino que el retraso diagnóstico.
Por eso, ya hace muchas entradas, os contaba qué es la Prevención Cuaternaria, y la importancia de no dañar por excedernos en nuestros cuidados.
Vistas de página en total
martes, 29 de noviembre de 2016
viernes, 25 de noviembre de 2016
Role- Playing "visibilizando la Violencia de Género en la Consulta"
Superados los problemas técnicos de los que os hablaba, ya tenemos disponible el video de la escenificación de consulta que hicimos en #SAMFyC2016.
La grabación improvisada hace que la calidad del video no sea ideal, sobre todo el sonido, es posible que tengais que subir el volumen.
Pero el mensaje sí es importante, por eso esta entrada adelantada al viernes 25 de noviembre, Día de Concienciación sobre la Violencia de Género.
Es cierto que queda mucho que mejorar, sobre todo en coordinación entre instituciones, para que la atención se complete, o nuestra labor de detección, de prevención, etc, queda en agua de borrajas, o peor aún si deja a la mujer aún más expuesta.
Para eso están los Delegados del Gobierno y los ministros, el Congreso, el Senado y todos esos.
Pero cada uno debemos hacer nuestra parte.
Espero que os guste!
La grabación improvisada hace que la calidad del video no sea ideal, sobre todo el sonido, es posible que tengais que subir el volumen.
Pero el mensaje sí es importante, por eso esta entrada adelantada al viernes 25 de noviembre, Día de Concienciación sobre la Violencia de Género.
Es cierto que queda mucho que mejorar, sobre todo en coordinación entre instituciones, para que la atención se complete, o nuestra labor de detección, de prevención, etc, queda en agua de borrajas, o peor aún si deja a la mujer aún más expuesta.
Para eso están los Delegados del Gobierno y los ministros, el Congreso, el Senado y todos esos.
Pero cada uno debemos hacer nuestra parte.
Espero que os guste!
sábado, 19 de noviembre de 2016
Las resistencias a #antibióticos, un problema a nivel mundial
En el Club de la buena Gente estuvimos recientemente hablando de las resistencias a antibióticos, que es un fenómeno preocupanteque se está dando a nivel mundial: los antibióticos cada vezson menos eficaces, porque las bacterias han aprendido a resistir sus efectos.
Esto es debido a los mecanismos de supervivencia de las bacterias, pero ha sido enormemente acelerado por un mal uso que todos hemos hecho de los antibióticos desde hace demasiados años.
Y es verdaderamente preocupante, pues si todos los antibióticos dejan de ser eficaces, volveríamos a los tiempos de antes de que Fleming inventara la penicilina, y las personas se morían de cualquier infección.
Por eso la OMS ha tomado medidas.
De todo eso hablamos, puedes verlo aquí:
Esto es debido a los mecanismos de supervivencia de las bacterias, pero ha sido enormemente acelerado por un mal uso que todos hemos hecho de los antibióticos desde hace demasiados años.
Y es verdaderamente preocupante, pues si todos los antibióticos dejan de ser eficaces, volveríamos a los tiempos de antes de que Fleming inventara la penicilina, y las personas se morían de cualquier infección.
Por eso la OMS ha tomado medidas.
De todo eso hablamos, puedes verlo aquí:
sábado, 12 de noviembre de 2016
Se va acabando #SAMFyC2016 con Taller de Visibilización de la VG en la consulta
Los congresos son intensos, mucho, y se viven en ellos grandes momentos, si uno se implica.
Me enorgullece decir que, tras la formación en Violencia de Género que hice el año pasado y que mucho os nombro, porque realmente ha supuesto un antes y un después en mi vida profesional y personal, animé a las formadoras a preparar alguna actividad en el seno de un Congreso, y les aceptaron para SAMFyC, lo que me dio mucha alegría.
Aunque en principio no pensaba ir para no ocupar una plaza que otro quisiera, Pilar, sabiendo que estaría allí, solicitó mi colaboración. Querían desarrollar un role-playing sobre el que debatir los aspectos prácticos de la entrevista bio-psico-social orientada a la visibilización de la Violencia de Género que pueda existir tras la consulta por otra causa.
Es lo que llamamos la demanda oculta.
Ahí os muestro algunas fotos. Tenemos un video también, que por motivos técnicos aún no está disponible.
Antes del role-playing estuvimos haciendo una puesta en común sobre los aspectos sociales, sanitarios y legales de la Violencia de Género, sobre la realidad del día a día de estas mujeres, y sobre la importancia de nuestro papel como médicos para ellas.
Desde este taller, y además recientemente sobre un caso que se ha dado en la consulta, he estado reflexionando sobre estos cursos y esta preparación que hacemos; la conversación con mi compañero y con algunas otras personas que me ayudaron en esta ocasión han dado lugar a estos pensamientos.
Porque los cursos no son sólo sobre los aspectos prácticos de cara a la atención en el caso de la Violencia de Género. Siempre lo decimos: cuando viene diciendo que el morado del ojo se lo ha hecho su pareja, en uno más de sus ataques, es muy fácil saber qué hacer.
Lo difícil, lo que es un arte, es ver más allá de una consulta, o varias consultas, por otro motivo. La suerte de los médicos de familia es tener un arma que se llama tiempo, y continuidad (quien la tenga). Tener puestas las GAFAS de VER, y la mente abierta al cuadro que, más o menos intuitivamente, se nos dibuja delante. Hacer, a veces con pocos datos, una valoración lo más exacta posible del riesgo de la situación, para no exponer a la mujer maltratada a más peligros de los que ya corre. Y luego poner en marcha todas las medidas necesarias para ello, a veces luchando contra lo establecido, o peor, contra lo no establecido, con la falta de coordinación y los muchos déficits que aún adolece la Ley.
Pero antes que eso es necesario un paso previo: el de la sensibilización. Así le llaman al curso inicial en Violencia de Género, la "lección cero"; aunque después de haber pasado por ello, creo que hay que cambiarle el nombre.
Le llamamos sensibilización, pero es como decirle a los que lo reciben que no son sensibles. Todo el mundo se cree sensible y empático, y cuando se trata de un tema como éste, con el trasfondo cultural y social que tiene, más todavía, porque no es bonito no ser sensible al drama de la vida de estas mujeres y sus familias.
De hecho, creo que todos somos demasiado sensibles, y que estos cursos lo que nos deben hacer es desensibilizarnos: enfrentarnos a nuestras creencias previas (yo no conozco ningún caso, en mi cupo no hay de eso,tampoco es para tanto, siempre ha sido así), a nuestros miedos (y si le digo y se ofende? y si denuncia y va a peor? y si después quita la denuncia y dice que yo miento? y si él viene a por mí como represalia? y qué puedo hacer yo?), a nuestras resistencias (aquí eso se hace así, eso no es mi responsabilidad, eso es un asunto judicial no sanitario, lo que tiene que hacer ella es denunciar, la culpa es de ella por no haber hecho algo antes, cómo voy a implicarme de esa manera), a la memoria de nuestras experiencias personales o familiares (que nos hace sufrir, proyectar en otros nuestros miedos, nuestras frustraciones y nuestros rencores): lo que cada uno tenga. El que más y el que menos, con suerte, lo que tiene miedo es a hacerlo mal y empeorar la cosa, o a ofender a la mujer, encima, a la que sentimos tan frágil, en un momento que nos está exponiendo lo peor de su vida, lo más amargo que hay en su alma.
Para conseguirlo, no podemos pasar de puntillas, ni por encima ni por debajo de estos cursos: hay que pasar por ellos a través de ellos, con todo lo que tenemos: mente, alma, corazón, cuerpo. Es necesario un, a veces, duro trabajo interior para trabajar con nuestras emociones y que no nos sobrepasen cuando la mujer que tenemos enfrente ha roto sus defensas para abrirnos su corazón destrozado y su vida arriesgada, y espera de nosotros no sabe qué, y nosotros también tenemos que aprender lo que podemos dar.
En ello estamos. Porque en esto, como en todo lo demás, nunca se deja de aprender.
Gracias Pilar, por todo lo que me enseñas y por poder siempre contar contigo. Gracias por tu valentía, por tu alegría y tu ejemplo.
Gracias Mª Ángeles por todo lo que me enseñas, y por la serenidad que me transmites, a veces tan necesaria. Dale duro a los almacenamientos en la nube!
Gracias Rafael por ayudarme y apoyarme siempre. Tiene más mérito cuanto más te cuesta comprenderme. Gracias por no dejar de intentarlo, y por seguir aprendiendo juntos de tantas cosas. Perdóname cuando me pongo obtusa, porque de ello también hemos conseguido a veces grandes logros.
Gracias Paco, por estar siempre ahí, y siempre con los ojos abiertos. Gracias por ofrecerte a cuidar de mí. Gracias por hacerlo hasta cuando no sé que lo estás haciendo.
Gracias a Mª José y a Maribel, dos recientes hallazgos en los que tengo puestas muchas esperanzas. Breves conversaciones que me han hecho darme cuenta del potencial que tenemos. Estoy segura de que juntas vamos a hacer grandes cosas.
Gracias a mi familia por intentar redimirme. No me sale aún perdonar a las ratas maltratadoras, supongo que se retrasa la íntima alegría que decís que hay en recrearse en el perdón. Pero seguid insistiendo, por si acaso llega.
Gracias a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, especialmente a los de mi pueblo. Especialmente gracias a Gonzalo y a Juanma, por seguir mis intuiciones y creer en mí.
A todos, y especialmente a todas:
ojos abiertos a los #micromachismos
#niunamenos
Me enorgullece decir que, tras la formación en Violencia de Género que hice el año pasado y que mucho os nombro, porque realmente ha supuesto un antes y un después en mi vida profesional y personal, animé a las formadoras a preparar alguna actividad en el seno de un Congreso, y les aceptaron para SAMFyC, lo que me dio mucha alegría.
Aunque en principio no pensaba ir para no ocupar una plaza que otro quisiera, Pilar, sabiendo que estaría allí, solicitó mi colaboración. Querían desarrollar un role-playing sobre el que debatir los aspectos prácticos de la entrevista bio-psico-social orientada a la visibilización de la Violencia de Género que pueda existir tras la consulta por otra causa.
Es lo que llamamos la demanda oculta.
Ahí os muestro algunas fotos. Tenemos un video también, que por motivos técnicos aún no está disponible.
Antes del role-playing estuvimos haciendo una puesta en común sobre los aspectos sociales, sanitarios y legales de la Violencia de Género, sobre la realidad del día a día de estas mujeres, y sobre la importancia de nuestro papel como médicos para ellas.
Desde este taller, y además recientemente sobre un caso que se ha dado en la consulta, he estado reflexionando sobre estos cursos y esta preparación que hacemos; la conversación con mi compañero y con algunas otras personas que me ayudaron en esta ocasión han dado lugar a estos pensamientos.
Porque los cursos no son sólo sobre los aspectos prácticos de cara a la atención en el caso de la Violencia de Género. Siempre lo decimos: cuando viene diciendo que el morado del ojo se lo ha hecho su pareja, en uno más de sus ataques, es muy fácil saber qué hacer.
Lo difícil, lo que es un arte, es ver más allá de una consulta, o varias consultas, por otro motivo. La suerte de los médicos de familia es tener un arma que se llama tiempo, y continuidad (quien la tenga). Tener puestas las GAFAS de VER, y la mente abierta al cuadro que, más o menos intuitivamente, se nos dibuja delante. Hacer, a veces con pocos datos, una valoración lo más exacta posible del riesgo de la situación, para no exponer a la mujer maltratada a más peligros de los que ya corre. Y luego poner en marcha todas las medidas necesarias para ello, a veces luchando contra lo establecido, o peor, contra lo no establecido, con la falta de coordinación y los muchos déficits que aún adolece la Ley.
Pero antes que eso es necesario un paso previo: el de la sensibilización. Así le llaman al curso inicial en Violencia de Género, la "lección cero"; aunque después de haber pasado por ello, creo que hay que cambiarle el nombre.
Le llamamos sensibilización, pero es como decirle a los que lo reciben que no son sensibles. Todo el mundo se cree sensible y empático, y cuando se trata de un tema como éste, con el trasfondo cultural y social que tiene, más todavía, porque no es bonito no ser sensible al drama de la vida de estas mujeres y sus familias.
De hecho, creo que todos somos demasiado sensibles, y que estos cursos lo que nos deben hacer es desensibilizarnos: enfrentarnos a nuestras creencias previas (yo no conozco ningún caso, en mi cupo no hay de eso,tampoco es para tanto, siempre ha sido así), a nuestros miedos (y si le digo y se ofende? y si denuncia y va a peor? y si después quita la denuncia y dice que yo miento? y si él viene a por mí como represalia? y qué puedo hacer yo?), a nuestras resistencias (aquí eso se hace así, eso no es mi responsabilidad, eso es un asunto judicial no sanitario, lo que tiene que hacer ella es denunciar, la culpa es de ella por no haber hecho algo antes, cómo voy a implicarme de esa manera), a la memoria de nuestras experiencias personales o familiares (que nos hace sufrir, proyectar en otros nuestros miedos, nuestras frustraciones y nuestros rencores): lo que cada uno tenga. El que más y el que menos, con suerte, lo que tiene miedo es a hacerlo mal y empeorar la cosa, o a ofender a la mujer, encima, a la que sentimos tan frágil, en un momento que nos está exponiendo lo peor de su vida, lo más amargo que hay en su alma.
Para conseguirlo, no podemos pasar de puntillas, ni por encima ni por debajo de estos cursos: hay que pasar por ellos a través de ellos, con todo lo que tenemos: mente, alma, corazón, cuerpo. Es necesario un, a veces, duro trabajo interior para trabajar con nuestras emociones y que no nos sobrepasen cuando la mujer que tenemos enfrente ha roto sus defensas para abrirnos su corazón destrozado y su vida arriesgada, y espera de nosotros no sabe qué, y nosotros también tenemos que aprender lo que podemos dar.
En ello estamos. Porque en esto, como en todo lo demás, nunca se deja de aprender.
Gracias Pilar, por todo lo que me enseñas y por poder siempre contar contigo. Gracias por tu valentía, por tu alegría y tu ejemplo.
Gracias Mª Ángeles por todo lo que me enseñas, y por la serenidad que me transmites, a veces tan necesaria. Dale duro a los almacenamientos en la nube!
Gracias Rafael por ayudarme y apoyarme siempre. Tiene más mérito cuanto más te cuesta comprenderme. Gracias por no dejar de intentarlo, y por seguir aprendiendo juntos de tantas cosas. Perdóname cuando me pongo obtusa, porque de ello también hemos conseguido a veces grandes logros.
Gracias Paco, por estar siempre ahí, y siempre con los ojos abiertos. Gracias por ofrecerte a cuidar de mí. Gracias por hacerlo hasta cuando no sé que lo estás haciendo.
Gracias a Mª José y a Maribel, dos recientes hallazgos en los que tengo puestas muchas esperanzas. Breves conversaciones que me han hecho darme cuenta del potencial que tenemos. Estoy segura de que juntas vamos a hacer grandes cosas.
Gracias a mi familia por intentar redimirme. No me sale aún perdonar a las ratas maltratadoras, supongo que se retrasa la íntima alegría que decís que hay en recrearse en el perdón. Pero seguid insistiendo, por si acaso llega.
Gracias a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, especialmente a los de mi pueblo. Especialmente gracias a Gonzalo y a Juanma, por seguir mis intuiciones y creer en mí.
A todos, y especialmente a todas:
ojos abiertos a los #micromachismos
#niunamenos
Etiquetas:
días marcados,
emociones,
enfermedades,
jóvenes,
lesiones,
mayores,
pacientes,
prevención,
seguridad,
servicios sanitarios,
sociedad
martes, 8 de noviembre de 2016
Todos los Santos, Difuntos, mes "de los muertos"... mejor celebremos la vida.
Para muchas personas, Noviembre es el mes más triste.
Porque echan de menos, aún más si cabe, a sus personas queridas que fallecieron.
Y eso les da tristeza.
Normal.
Normal, porque lo están viviendo todo desde su pérdida, y las pérdidas tienen, inevitablemente, connotaciones negativas. Hay pocas cosas que se pierdan con alegría.
Todos hemos perdido a alguien, es casi inevitable. Pero al final la vivencia depende de cómo lo enfoquemos.
Para algunos de los que han fallecido, la muerte ha sido el fin del sufrimiento, del dolor y la enfermedad. Nosotros no los tendremos al lado, pero ellos han dejado atrás la agonía. Celebremos por ellos.
Otros fallecieron de forma inesperada, algunos jóvenes. Eso nos deja más desconcertados, es más difícil aceptar. Pero es necesario hacerlo, como todo lo inevitable.
Esa aceptación nos llevará a recuperar antes la alegría y el disfrute de la vida, y de las personas queridas que sí tenemos con nosotros, y a veces ven con impaciencia y desesperación que pasa el tiempo, y algunos no avanzan a otra fase, a otra etapa de su duelo.
A los que son religiosos, la muerte de las personas queridas les duele igual, pero tienen/tenemos otra forma de consuelo añadida. La esperanza en una vida eterna le da otro enfoque al asunto, ¿o no?
Pero eso es una cuestión de fe, de creencias, muy individual.
Como todos los años, éste también han fallecido personas de mi entorno, unas más cercanas que otras. Pero por una causa que vale la pena, voy a destacar tres.
Ha fallecido uno de mis vecinos, uno de mis más queridos, y era mutuo el aprecio, a pesar de lo controvertido de su personalidad. Para mí fue una bella persona, hasta cuando se enfadaba conmigo si no estaba de acuerdo. Gracias, Rafael.
Ha fallecido el padre de una de mis primeras amigas cuando vine a vivir aquí. Me recibió siempre en su casa como si fuera de la familia, y yo siempre se lo agradecí tanto, cuando llega una sola a un sitio nuevo, unos brazos abiertos no se olvidan. Gracias, Curro.
Ha fallecido el padre de una conocida, a la vez cuñado de otro vecino. Lo que tienen los pueblos, que los parentescos se extienden. No lo conocía mucho, apenas dos veces coincidimos. Pero era un hombre alegre, vitalista, divertido. Gracias, Pepe.
Os preguntareis entonces por qué tiene unos renglones en esta entrada. Es por lo que os voy a contar.
La última vez que me tomé unas copitas de Tio Pepe y no era feria, estaba con estos tres hombres. Y con algunos más que siguen vivos, gracias a Dios. Que no me doblaban la edad, pero alguno se acercaba. Hace ya bastantes meses de eso, pero fue uno de los sábados más divertidos de aquella época.
Me reí a carcajadas que resonaban por todo "El Burlaero", me recitaron poesías, aprendí cosas de toros. Cantaron como si no hubiera mañana. Me contaron su día a día, llenos de ocupaciones y responsabilidades, inesperados quizá, para una edad a la que algunos piensan que ya no se hace más que leer el periódico y mirar obras. Mentes claras, y corazones saltarines en cuerpos que se negaban a reconocer el paso de los años. Salimos de allí a la hora de merendar, y la única que iba haciendo eses era yo... ¡estos vejestorios, qué aguante tienen!
Y hoy, cuando pienso en ellos, si vieran un atisbo de dolor en los que les conocimos, bajarían desde donde estén a sacudirnos un sopapo por perder el tiempo con pensamientos tristes. Por eso, voy a meter en la nevera una botella de Tio Pepe y mañana, cuando esté bien frío, me voy a tomar una copa pensando en ellos, en su honor, porque creo que eso es lo que les gustaría, y lo que calculo que estarán haciendo en el cielo. Habrán enredao a San Pedro para que eche la llave un poco más tarde,venga, la penúltima... con una tapa de queso y unos picos...
Porque echan de menos, aún más si cabe, a sus personas queridas que fallecieron.
Y eso les da tristeza.
Normal.
Normal, porque lo están viviendo todo desde su pérdida, y las pérdidas tienen, inevitablemente, connotaciones negativas. Hay pocas cosas que se pierdan con alegría.
Todos hemos perdido a alguien, es casi inevitable. Pero al final la vivencia depende de cómo lo enfoquemos.
Para algunos de los que han fallecido, la muerte ha sido el fin del sufrimiento, del dolor y la enfermedad. Nosotros no los tendremos al lado, pero ellos han dejado atrás la agonía. Celebremos por ellos.
Otros fallecieron de forma inesperada, algunos jóvenes. Eso nos deja más desconcertados, es más difícil aceptar. Pero es necesario hacerlo, como todo lo inevitable.
Esa aceptación nos llevará a recuperar antes la alegría y el disfrute de la vida, y de las personas queridas que sí tenemos con nosotros, y a veces ven con impaciencia y desesperación que pasa el tiempo, y algunos no avanzan a otra fase, a otra etapa de su duelo.
A los que son religiosos, la muerte de las personas queridas les duele igual, pero tienen/tenemos otra forma de consuelo añadida. La esperanza en una vida eterna le da otro enfoque al asunto, ¿o no?
Pero eso es una cuestión de fe, de creencias, muy individual.
Como todos los años, éste también han fallecido personas de mi entorno, unas más cercanas que otras. Pero por una causa que vale la pena, voy a destacar tres.
Ha fallecido uno de mis vecinos, uno de mis más queridos, y era mutuo el aprecio, a pesar de lo controvertido de su personalidad. Para mí fue una bella persona, hasta cuando se enfadaba conmigo si no estaba de acuerdo. Gracias, Rafael.
Ha fallecido el padre de una de mis primeras amigas cuando vine a vivir aquí. Me recibió siempre en su casa como si fuera de la familia, y yo siempre se lo agradecí tanto, cuando llega una sola a un sitio nuevo, unos brazos abiertos no se olvidan. Gracias, Curro.
Ha fallecido el padre de una conocida, a la vez cuñado de otro vecino. Lo que tienen los pueblos, que los parentescos se extienden. No lo conocía mucho, apenas dos veces coincidimos. Pero era un hombre alegre, vitalista, divertido. Gracias, Pepe.
Os preguntareis entonces por qué tiene unos renglones en esta entrada. Es por lo que os voy a contar.
La última vez que me tomé unas copitas de Tio Pepe y no era feria, estaba con estos tres hombres. Y con algunos más que siguen vivos, gracias a Dios. Que no me doblaban la edad, pero alguno se acercaba. Hace ya bastantes meses de eso, pero fue uno de los sábados más divertidos de aquella época.
Me reí a carcajadas que resonaban por todo "El Burlaero", me recitaron poesías, aprendí cosas de toros. Cantaron como si no hubiera mañana. Me contaron su día a día, llenos de ocupaciones y responsabilidades, inesperados quizá, para una edad a la que algunos piensan que ya no se hace más que leer el periódico y mirar obras. Mentes claras, y corazones saltarines en cuerpos que se negaban a reconocer el paso de los años. Salimos de allí a la hora de merendar, y la única que iba haciendo eses era yo... ¡estos vejestorios, qué aguante tienen!
Y hoy, cuando pienso en ellos, si vieran un atisbo de dolor en los que les conocimos, bajarían desde donde estén a sacudirnos un sopapo por perder el tiempo con pensamientos tristes. Por eso, voy a meter en la nevera una botella de Tio Pepe y mañana, cuando esté bien frío, me voy a tomar una copa pensando en ellos, en su honor, porque creo que eso es lo que les gustaría, y lo que calculo que estarán haciendo en el cielo. Habrán enredao a San Pedro para que eche la llave un poco más tarde,venga, la penúltima... con una tapa de queso y unos picos...
sábado, 5 de noviembre de 2016
Re-pensando la Atención Primaria con @manyez, @sminue, @AlguacilLola
Así se llamaba una de las mesas a las que acudí en el congreso.
Una mesa básicamente es una actividad moderada, en la que 3 ó 4 ponentes exponen sus opiniones o conocimientos sobre un tema, habitualmente con diferentes perspectivas, con el fin de enriquecer los conocimientos y/o las opiniones del público asistente. Al finalizar se admiten participaciones del público, pero realmente no se establece un debate, ni apenas una conversación.
En la mesa se expusieron necesidades para la renovación de la Atención Primaria, que es una de las grandes conversaciones del año, y ahí estamos a ver si se convierte o no en algo más que en una conversación y pasamos a ver hechos. De hecho, hasta se ha elaborado un doccumento sobre ello, que parece ser que va a ser la guía con la que se inicien los cambios.
Hechos que, según casi todas las voces, pasan por un aumento de la financiación de la Atención Primaria. Da igual qué fuente se consulte, hay unanimidad en cuanto a que la asistencia hospitalaria se lleva el bocado grande, grandísimo del presupuesto sanitario. También son conocidos los estudios que clarifican que los sistemas sanitarios con una Atención Primaria potente son los más eficientes y satisfactorios para el usuario.
¿Qué estamos haciendo entonces? Parece que seria muy fácil tomar decisiones, pero no se toman. Nuestro sistema sanitario sufre de hospitalocentrismo tradicional, y eso no va a ser fácil de modificar. Los especialistas hospitalarios están acostumbrados a una serie de condiciones a las que no están dispuestos a renunciar.
Una Atención Primaria POTENTE es una bien dotada económicamente: de forma que se pueda mantener un número de profesionales que, de otra forma, están "fugándose" al extranjero, y a otras comunidades autónomas (una fuga ésta más doméstica), pero son necesarios para mantener el inevitable recambio generacional, y para desestresar el trabajo diario, de forma que cada profesional disponga de más tiempo para realizar sus actividades. Actividades para las que, aparte de tiempo, a veces precisan de una inversión económica en recursos.
Actividades, algunas de ellas, dejadas de lado, como la investigación. Vosotros mis pacientes sois testigos de las montañas de papeles que inundan mi mesa si acudís fuera de las horas de consulta (en horas de guardia). Así hay que hacerlo si se quiere hacer, y eso no es normal.
Es necesario disminuir la burocracia en la consulta, y en ese aspecto ha sido un reciente avance la aplicación electrónica de la nueva ley de la incapacidad temporal, que hace que los partes de confirmación de las bajas no sean semanales.
Tenemos un nuevo módulo de prescripción electrónica, estrenado por la misma fecha, a principios de verano; que en vez de mejorarnos la calidad de la consulta, va a acabar con los nervios o con las coronarias de algunos. Malo como una caída de espaldas, pero ahí estamos también, viendo a ver qué hacemos para mejorarlo. Ya os contaré sobre eso otro día.
Ha supuesto un avance la aplicación del visado electrónico, muy fácil y rápido, pero seguimos teniendo serios problemas con los visados de especialistas hospitalarios, ya que parece que ellos no terminan de gestionar cómo hacer ellos sus renovaciones, si no citan a revisiones, y otros múltiples conflictos que tenemos con el nivel hospitalario.
Otro papeleo absurdo que se repite un día sí y otro también es el de los justificantes para la escuela. Hace ya más de dos años andaba yo ya harta de hablar del tema, y escribí sobre ello. Este año, por algún motivo, la conversación ha saltado a redes sociales, ya somos muchos los que vamos tomando medidas contra ello.
Una Atención Primaria potente no olvida que el trabajo es de un equipo. Por muy solo que esté el médico, no está solo: tiene a su compañero, al enfermero. Y a los otros médicos y enfermeros de la unidad, y al trabajador social, y a los auxiliares y administrativos. Y a otros profesionales satélites, como odontólogos, fisioterapeutas, técnicos de radiología, veterinario, epidemiólogo...
Dentro de ese concepto, lo primero que parecería lógico es que nos reuniéramos y aprendiéramos juntos. Que tuviéramos Jornadas, Simposiums y Congresos multidisciplinares, más ricos y variados, seguramente muy divertidos además, y probablemente más baratos. Y más libres de humos de la Industria...
Si los profesionales podemos trabajar juntos, nuestras sociedades científicas deberían ser capaces de hacerlo también.
La Atención Primaria del presente y del futuro ha de cambiar su paradigma, y ser lo bastante flexible para adaptarse a las nuevas necesidades, recuperando las antiguas tareas: el envejecimiento de la población es un hecho, y hoy en día la Atención a la Cronicidad, a los Pacientes Pluripatológicos y los Cuidados Paliativos han de ser una prioridad en la actividad diaria de todo médico de familia.
La forma de enfermar las personas está cambiando. La atención a lo agudo va quedando en un plano secundario.
No es tontería lo que también se planteó en la mesa, sobre la necesidad de evaluar las actuaciones. ¿Sabemos lo que estamos haciendo? ¿La utilidad? ¿La repercusión en la salud de las personas? A lo mejor habría que dejar de hacer algunas cosas que hacemos, para tener tiempo y dinero para hacer otras.
¿Esto que supone?
Primero, fundamental, recuperar la atención domiciliaria. Lo que era una de las particularidades de nuestra actividad está casi perdida. Sin ir más lejos, y para no nombrar a nadie, yo no tengo agenda específica de visita domiciliaria, como tienen los enfermeros por ejemplo. ¿Qué hago? Pues lo mejor que puedo, a ratos sueltos, o aprovechando que estoy en la calle por otro motivo, y por supuesto, apoyándome mucho en Paco, que todos mis lectores sabeis que es el enfermero de mi cupo. Iba a poner mi enfermero, pero en otra ocasión hubo susceptibilidades en cuanto a sumisión jerárquica, lo que causaría risa a cualquiera que nos conozca en el trabajo, así que no lo pongo. Vaya, ya lo he puesto. Je je. ¡Pues ya no lo quito!
Segundo, estudiar e investigar al respecto. Sin más peros. No están unificadas las actuaciones de los profesionales, y es preciso para que todos los pacientes reciban la misma atención y se mantengan los criterios de equidad.
Para hacerlo bien, sería maravilloso recuperar la longitudinalidad. Lo que significa dos cosas: seguir al paciente desde su nacimiento hasta su muerte (recuperar la pediatría, el seguimiento del embarazo y la planificación familiar); y por otro lado, reducir al mínimo la eventualidad. Nada de eso tiene sentido si el médico cambia cada pocos meses, por un sistema de contratación anticuado, injusto y manipulable, opaco y desactualizado. Chica faena tienen los altos directivos arreglando eso.
Y por supuesto, como se puede imaginar, eso requiere de un pellizco mayor de presupuesto que el que tenemos ahora: para hacer más actividades, hacen falta más profesionales y más recursos, que ahora están en el nivel hospitalario, cuando en Atención Primaria se puede hacer más eficientemente, y más cómodo para las personas.
Tercero, recuperar nuestro segundo apellido: la Atención Comunitaria. Forma Joven, colaboración con los agentes sociales, liderar la Educación para la Salud, y la Promoción de la Salud. Tener visibilidad en nuestras intervenciones. Hemos de salir de la consulta, del centro de salud. Hemos de conocer las expectativas de los usuarios a este respecto. Y hemos de conocer nuestro entorno: porque a veces quienes más nos necesitan son quienes menos van a la consulta.
Y Cuarto, y para acabar: la Atención Primaria ha de adaptarse a las nuevas tecnologías. No unos pocos a los que nos miren raro y nos tomen por frikis pensando que tenemos un lenguaje secreto: de forma generalizada, el conocimiento y la utilización de correo electrónico, trabajo colaborativo en la nube, redes sociales, gestión de blogs, aplicaciones móviles, internet... multiplica las posibilidades de formación, más aún para los profesionales rurales como nosotros, lejos de las ciudades donde son más probables las actividades de formación presenciales; pero además condiciona, amplifica y da variedad a las relaciones no sólo con pacientes, sino con otros compañeros.
Vaya montón de cosas que os he contado. ¿Qué pensais vosotros? ¿Qué os gustaría que cambiara en la atención que recibís en vuestros centros de salud y consultorios? ¿Cómo mejoramos?
Una mesa básicamente es una actividad moderada, en la que 3 ó 4 ponentes exponen sus opiniones o conocimientos sobre un tema, habitualmente con diferentes perspectivas, con el fin de enriquecer los conocimientos y/o las opiniones del público asistente. Al finalizar se admiten participaciones del público, pero realmente no se establece un debate, ni apenas una conversación.
En la mesa se expusieron necesidades para la renovación de la Atención Primaria, que es una de las grandes conversaciones del año, y ahí estamos a ver si se convierte o no en algo más que en una conversación y pasamos a ver hechos. De hecho, hasta se ha elaborado un doccumento sobre ello, que parece ser que va a ser la guía con la que se inicien los cambios.
Hechos que, según casi todas las voces, pasan por un aumento de la financiación de la Atención Primaria. Da igual qué fuente se consulte, hay unanimidad en cuanto a que la asistencia hospitalaria se lleva el bocado grande, grandísimo del presupuesto sanitario. También son conocidos los estudios que clarifican que los sistemas sanitarios con una Atención Primaria potente son los más eficientes y satisfactorios para el usuario.
¿Qué estamos haciendo entonces? Parece que seria muy fácil tomar decisiones, pero no se toman. Nuestro sistema sanitario sufre de hospitalocentrismo tradicional, y eso no va a ser fácil de modificar. Los especialistas hospitalarios están acostumbrados a una serie de condiciones a las que no están dispuestos a renunciar.
Una Atención Primaria POTENTE es una bien dotada económicamente: de forma que se pueda mantener un número de profesionales que, de otra forma, están "fugándose" al extranjero, y a otras comunidades autónomas (una fuga ésta más doméstica), pero son necesarios para mantener el inevitable recambio generacional, y para desestresar el trabajo diario, de forma que cada profesional disponga de más tiempo para realizar sus actividades. Actividades para las que, aparte de tiempo, a veces precisan de una inversión económica en recursos.
Actividades, algunas de ellas, dejadas de lado, como la investigación. Vosotros mis pacientes sois testigos de las montañas de papeles que inundan mi mesa si acudís fuera de las horas de consulta (en horas de guardia). Así hay que hacerlo si se quiere hacer, y eso no es normal.
Es necesario disminuir la burocracia en la consulta, y en ese aspecto ha sido un reciente avance la aplicación electrónica de la nueva ley de la incapacidad temporal, que hace que los partes de confirmación de las bajas no sean semanales.
Tenemos un nuevo módulo de prescripción electrónica, estrenado por la misma fecha, a principios de verano; que en vez de mejorarnos la calidad de la consulta, va a acabar con los nervios o con las coronarias de algunos. Malo como una caída de espaldas, pero ahí estamos también, viendo a ver qué hacemos para mejorarlo. Ya os contaré sobre eso otro día.
Ha supuesto un avance la aplicación del visado electrónico, muy fácil y rápido, pero seguimos teniendo serios problemas con los visados de especialistas hospitalarios, ya que parece que ellos no terminan de gestionar cómo hacer ellos sus renovaciones, si no citan a revisiones, y otros múltiples conflictos que tenemos con el nivel hospitalario.
Otro papeleo absurdo que se repite un día sí y otro también es el de los justificantes para la escuela. Hace ya más de dos años andaba yo ya harta de hablar del tema, y escribí sobre ello. Este año, por algún motivo, la conversación ha saltado a redes sociales, ya somos muchos los que vamos tomando medidas contra ello.
Una Atención Primaria potente no olvida que el trabajo es de un equipo. Por muy solo que esté el médico, no está solo: tiene a su compañero, al enfermero. Y a los otros médicos y enfermeros de la unidad, y al trabajador social, y a los auxiliares y administrativos. Y a otros profesionales satélites, como odontólogos, fisioterapeutas, técnicos de radiología, veterinario, epidemiólogo...
Dentro de ese concepto, lo primero que parecería lógico es que nos reuniéramos y aprendiéramos juntos. Que tuviéramos Jornadas, Simposiums y Congresos multidisciplinares, más ricos y variados, seguramente muy divertidos además, y probablemente más baratos. Y más libres de humos de la Industria...
Si los profesionales podemos trabajar juntos, nuestras sociedades científicas deberían ser capaces de hacerlo también.
La Atención Primaria del presente y del futuro ha de cambiar su paradigma, y ser lo bastante flexible para adaptarse a las nuevas necesidades, recuperando las antiguas tareas: el envejecimiento de la población es un hecho, y hoy en día la Atención a la Cronicidad, a los Pacientes Pluripatológicos y los Cuidados Paliativos han de ser una prioridad en la actividad diaria de todo médico de familia.
La forma de enfermar las personas está cambiando. La atención a lo agudo va quedando en un plano secundario.
No es tontería lo que también se planteó en la mesa, sobre la necesidad de evaluar las actuaciones. ¿Sabemos lo que estamos haciendo? ¿La utilidad? ¿La repercusión en la salud de las personas? A lo mejor habría que dejar de hacer algunas cosas que hacemos, para tener tiempo y dinero para hacer otras.
¿Esto que supone?
Primero, fundamental, recuperar la atención domiciliaria. Lo que era una de las particularidades de nuestra actividad está casi perdida. Sin ir más lejos, y para no nombrar a nadie, yo no tengo agenda específica de visita domiciliaria, como tienen los enfermeros por ejemplo. ¿Qué hago? Pues lo mejor que puedo, a ratos sueltos, o aprovechando que estoy en la calle por otro motivo, y por supuesto, apoyándome mucho en Paco, que todos mis lectores sabeis que es el enfermero de mi cupo. Iba a poner mi enfermero, pero en otra ocasión hubo susceptibilidades en cuanto a sumisión jerárquica, lo que causaría risa a cualquiera que nos conozca en el trabajo, así que no lo pongo. Vaya, ya lo he puesto. Je je. ¡Pues ya no lo quito!
Segundo, estudiar e investigar al respecto. Sin más peros. No están unificadas las actuaciones de los profesionales, y es preciso para que todos los pacientes reciban la misma atención y se mantengan los criterios de equidad.
Para hacerlo bien, sería maravilloso recuperar la longitudinalidad. Lo que significa dos cosas: seguir al paciente desde su nacimiento hasta su muerte (recuperar la pediatría, el seguimiento del embarazo y la planificación familiar); y por otro lado, reducir al mínimo la eventualidad. Nada de eso tiene sentido si el médico cambia cada pocos meses, por un sistema de contratación anticuado, injusto y manipulable, opaco y desactualizado. Chica faena tienen los altos directivos arreglando eso.
Y por supuesto, como se puede imaginar, eso requiere de un pellizco mayor de presupuesto que el que tenemos ahora: para hacer más actividades, hacen falta más profesionales y más recursos, que ahora están en el nivel hospitalario, cuando en Atención Primaria se puede hacer más eficientemente, y más cómodo para las personas.
Tercero, recuperar nuestro segundo apellido: la Atención Comunitaria. Forma Joven, colaboración con los agentes sociales, liderar la Educación para la Salud, y la Promoción de la Salud. Tener visibilidad en nuestras intervenciones. Hemos de salir de la consulta, del centro de salud. Hemos de conocer las expectativas de los usuarios a este respecto. Y hemos de conocer nuestro entorno: porque a veces quienes más nos necesitan son quienes menos van a la consulta.
Y Cuarto, y para acabar: la Atención Primaria ha de adaptarse a las nuevas tecnologías. No unos pocos a los que nos miren raro y nos tomen por frikis pensando que tenemos un lenguaje secreto: de forma generalizada, el conocimiento y la utilización de correo electrónico, trabajo colaborativo en la nube, redes sociales, gestión de blogs, aplicaciones móviles, internet... multiplica las posibilidades de formación, más aún para los profesionales rurales como nosotros, lejos de las ciudades donde son más probables las actividades de formación presenciales; pero además condiciona, amplifica y da variedad a las relaciones no sólo con pacientes, sino con otros compañeros.
Vaya montón de cosas que os he contado. ¿Qué pensais vosotros? ¿Qué os gustaría que cambiara en la atención que recibís en vuestros centros de salud y consultorios? ¿Cómo mejoramos?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)