Acabo de leer esta frase en Facebook. La comparte un amigo, hablando de lo mismo.
Si lo dice un famoso, es falso, es caro o es malo para la salud.
En este caso, dos de tres.
Estamos hablando de la reciente metedura de pata de Javier Cárdenas en la radio.
¿Que no lo habeis oido? Yo os lo cuento.
El otro día Javier Cárdenas se puso a hablar de vacunas en la radio.
Un tema al que todos somos sensibles, pues se trata de la salud de nuestros niños. Y de nuestros mayores, que la inmunidad dura toda la vida y se puede uno coger una infección en cualquier momento, pero vaya, de forma inminente, hablamos de la salud de nuestros niños.
No se le ocurre otra cosa que decir más que "por culpa de las vacunas han aumentado en un 78% los casos de autismo en Estados Unidos". Dejando caer, además, en la misma conversación, unas pinceladas de paranoia farmacéutica y cómo esos lobbies de la industria nos enferman a todos queriendo, para luego hacerse de oro curándonos de enfermedades que no tendríamos si no fuera por ellos.
Como es natural, la comunidad médica, sanitaria en general, montó en cólera y Twitter ardía en críticas a la difusión de tal mensaje por un medio de comunicación.
¿Por qué nos ponemos de esa manera? Porque basta un mensaje de esa forma para que se cargue la labor informativa que podemos hacer desde las consultas durante años.
La verdad de esta historia, el montaje y desmontaje de este bulo lo podeis leer en el enlace que os dejo más abajo a la carta de Lucía a Javier Cárdenas, y en el enlace al audio de las palabras del mismo.
Para los que lo prefirais, os lo resumo aquí. Esa falsa relación entre las vacunas y el autismo fue propagada por un médico inglés que publicó en la prestigiosa revista Lancet en los años ochenta. Años después fue descubierto el pastel, tal médico tenía un negocio montado sacándole los cuartos a los padres de niños autistas, es decir, haciendo justamente lo que Cárdenas acusa a la industria farmacéutica de hacer con sus vacunas;
Entonces ese tipo (tampoco es un señor) perdió su licencia (dejó de ser un doctor, así que se queda sin título) y la revista Lancet pidió disculpas por haber hecho tal publicación (el doctorcito estafador se las dio a ellos con queso como a los demás, pero supieron, al contrario que Javier Cárdenas, reconocer el error, disculparse y compensar a los perjudicados).
Por ahí queda desmontado el bulo de la relación entre vacunas, mercurio y autismo.
Por otro lado es cierto que han aumentado el número de niños diagnosticados de trastornos del espectro autista. ¿Por qué? También os lo explico. Hubo una modificación de los criterios diagnósticos, es decir, de las características que un determinado paciente debe cumplir para ser diagnosticado de alguna enfermedad. Tras esta modificación, se diagnosticaban de TEA (trastornos del espectro autista) a pacientes que anteriormente eran calificados como trastornos de la personalidad de diferentes clases, o retraso mental directamente (por ejemplo, una de las más conocidas es el síndrome de Asperger). Podríamos decir entonces que, a la vez que han aumentado los casos diagnosticados de autismo, también han disminuido los de trastornos de la personalidad, o los de retraso mental, y a ningún gurú se le ha ocurrido decir que las vacunas hacen a los niños más inteligentes, o menos "raritos". Es que eso no es tan morboso como para salir en la tele... o en la radio...
Pero no quedó ahí la cosa. Ante tal avalancha de críticas, el tal Cárdenas (que no, que no le pongo señor, que eso hay que ganárselo) no sólo no se informa aunque sea tarde, recula y pide disculpas, que es lo que pegaba, sino que se empecina y declara que nuestas críticas, la de los sanitarios, son "manipulativas". No sé qué se cree que manipulamos, porque el audio de sus palabras está ahí.
Un paso más alla, Lucía Galán, @luciapediatra en Twitter, reconocida pediatra, bloguera y escritora, con la mente mucho más fría que yo ahora mismo, desde su blog le escribió una carta abierta para actualizar su información, completamente errónea y escandalosamente peligrosa, argumentando todo suficientemente, y aportando además la bibliografía en la que se basan sus palabras, como debe hacerse de forma profesional, en lugar de la maliciosa palabrería que se regodea en la polémica y en el miedo con las que Cárdenas inició esta reacción común.
Ya el prestigio de Cárdenas a estas alturas estaba que se recogía con la mopa, pero todavía podía empeorar: tiene una segunda oportunidad y todavía exige que Lucía le pida disculpas por criticarle. ¿hasta dónde va a llegar la cosa? ¿No se hablaba de que había una ley que prohibía que no sanitarios hablaran de salud? ¿Ahora que Montero se ha quedado en su rincón rodeada de cáscaras de limón vamos a tener que bregar con Cárdenas y su mercurio? ¿Significa entonces que un periodista que (atentos al audio) no es capaz de construir una frase sintácticamente correcta puede hablar de vacunas, pero una médica, pediatra además, no? Como diría mi amiga Ana, "esto es pa mear y no echar gota".
No. Los sanitarios vamos a seguir defendiendo que las declaraciones en medios de comunicación relativas a la salud queden en manos de profesionales, sean supervisadas, incluso reguladas por ley para evitar que se informe inadecuadamente a la población. Hablar de salud es hablar de vida, y de muerte, y si Cárdenas y los que le apoyan (porque esta demanda de disculpa de la Dra. Galán está apoyada y fortalecida por colectivos antivacunas) no se dan cuenta por las buenas, habrán de acatar la norma, o atenerse a las consecuencias en su caso.
Antivacunas... ¿de ellos ya hemos hablado antes en este blog? ¿no? Pero podemos. Otro día.
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