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martes, 24 de junio de 2014

Felicidades, abuela

Esta semana la entrada del miércoles va a ser adelantada al martes. Porque hoy es 24 de junio, San Juan por cierto, felicidades a todos los Juanes y Juanas, pero antes que eso es el cumpleaños de mi abuela Matilde.
Mi abuela murió hace ya bastantes años, así que no sé si tengo que decir que es o que era su cumpleaños. Es, porque se conmemora los años que hace que nació, pero era, porque ya no los está cumpliendo.
Mi abuela, además de eso, era mi madrina. Era una mujer llena de virtudes y defectos, como todos los demás, y yo la quería un montón. Me acuerdo de ella, quizá no diario, pero sí bastante a menudo.
Mi abuela murió demenciada, y creemos que bastante tranquila, por su expresión. Una cosa mala de la demencia es que no sabemos, al menos yo no lo sé, qué pensaba de su vida, si es que pensaba algo, cómo se sentía respecto a los extraños en que todos nos habíamos convertido.
La demencia me da mucha inquietud, tengo que reconocerlo. Personal y profesionalmente, no sé cuándo lo estoy haciendo lo mejor para la persona. Y para su familia.
No me despedí de mi abuela. No pude, ya vivía lejos cuando murió y tampoco nos lo esperábamos.
No sé si mejor así, desde el punto de vista egoísta. Unos años antes mi abuelo Pedro murió estando yo a su lado, en otras circunstancias totalmente distintas, de las que me costó algún tiempo recuperarme a pesar de que haya quien piensa que los médicos, los sanitarios en general, como estamos acostumbrados a convivir con la muerte, no nos afecta. Chorrada magna, nos afecta la muerte de nuestros pacientes, así que imagina la de un familiar. Como a cualquiera o más, que la ignorancia es muy feliz, y hablar es gratis.
Debe ser que el cumpleaños de mi abuela ha amanecido plomizo y lloviendo a cántaros, y así me he levantado esta mañana. Mientras terminaba el café del desayuno he recordado a otra abuela, no mía, que con su asombroso parecido a la abuela Matilde, físico y de personalidad, me inspiraba mucha ternura, que murió más recientemente. A ella sí la vi escasas horas antes de fallecer, y aún recuerdo su serena caída de ojos en la última mirada que me dedicó, que parecía decir “ay, hija, qué cansada estoy, es hora de irse a descansar”. Y con el último trago de café me he preguntado, tantos meses después, por primera vez, si no fue aquello una oportunidad que me dio la vida de mandar a mi abue el último beso y el último pellizquito en la mejilla. Y ¿sabéis qué? Que ha sido un pensamiento dulce.
Feliz cumpleaños, abuela

6 comentarios:

  1. Me ha gustado leer esta nueva entrada en tu blog, porque te acordastes de la abuela ,una mujer con una personalidad arrolladora, que nos imprimió caracter a todas sus hijas (y creo que a nietas ). Una de sus frases ; Lo que hace una mujer ,lo hace otra .Y eso se te queda en la cabeza.Felicidades mamá.Gracias Pilar.

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  2. Me alegra que te haya gustado, tita anónima jaja. Una reflexión sobre las emociones de cuando en cuando, es muy saludable. Un beso

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  3. Con el riesgo de que se vea mal tanta felicitación paterna, también yo te felicito por el recuerdo y te doy las gracias por acordarte de quienes nos precedieron. Es posible que algún día, desde el cielo si Dios tiene a bien acogerme, me alegre de que una nieta (o un nieto) se acuerde de mi cumpleaños.
    Muchos besos, hija.

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  4. Gracias papá. Ten por seguro que así será. Los habrá más o menos finos con las fechas, pero un abuelo es un abuelo, y siempre deja un recuerdo dulce.

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  5. Que bonitas y entrañables palabras Pilar!!!! Una persona nunca muere mientras este viva en los recuerdos y pensamientos d sus seres queridos... Asi q Feliz Cumple abuela d Pilar!! Bss

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