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sábado, 12 de diciembre de 2015

Sobrar lo que se dice sobrar...

Aquí no sobra nadie.
Hablo de la polémica y declaraciones cruzadas y enfrentadas entre médicos y enfermeros.
Si acaso, lo que sobra son las ganas de provocar enfrentamientos entre las instituciones, cuando no las hay entre los individuos.

Ya bastate malestar creó en RD de Prescripción Enfermera a finales de octubre, hace casi dos meses. Para que encima haya quien aproveche la veta para dar lugar a más enfrentamientos aún.

Personalmente, y lo siento, Ministro, no me gusta la redacción del RD tal y como la he leído. Me parece, ya que se supone que es para dar cuerpo técnico a una ley previa, que es tan laxo en su texto que deja resquicios para recular, en caso de que las asperezas arrecien por parte de los enfermeros; y para contentar a los médicos. Esperaba que se mojara Vd. un poco más. Y que hubiera alcanzado a asesorarse por personas con una visión más moderna de la Enfermería.
A los médicos que hayan participado en el mismo, claro:
A unos cuantos iluminados que hace un montón que no realizan trabajo clínico. Que se les han subido a la cabeza los trajes caros y las corbatas más caras todavía. Que no tienen ni idea de a qué se dedican los enfermeros en 2015, no los de hace 100 años.
Dejar a la profesión enfermera atada de pies y manos, y supeditada a las instrucciones de un médico, es un error. Y un paso atrás. Los enfermeros son profesionales complementarios con los médicos para la atención a la salud de las personas. No están por debajo, como los quiere poner el presidente de la OMC, ni por encima, como los quiere poner el presidente de SATSE.
Si tienen complejos... hala, al psicólogo, que también tienen que comer.

El enfermero es mi compañero. Tiene conocimientos y habilidades distintos de los míos, y en muchas ocasiones se los envidio. Las más de las veces, le necesito para cumplir con mi primera obligación, que es dar a las personas la mejor opción de tratamiento disponible. Me aporta otro par de ojos, otro cerebro y otro corazón a la valoración desde el punto de vista bio-psico-social. Tienen las personas otra forma de acercarse a ellos, y mira que no soy yo de esos médicos distantes precisamente, pero el enfermero es el enfermero.
El enfermero debe poder prescribir los medicamentos y productos sanitarios necesarios para el ejercicio de sus funciones. Si alguien espera que le diga a mis enfermeros con qué parche, con qué crema curar, qué apósito es el adecuado, que se vaya sentando.
El enfermero está perfectamente cualificado para prescribir absorbentes después de valorar la incontinencia urinaria. Para ajustarse a los protocolos vigentes en la prescripción de tiras de glucemia, de sondas urinarias, de vacunas antigripales y del calendario obligatorio;
de prescribir analgésicos, y antiinflamatorios, que para eso estudian fisiología, farmacología, y la vecina que te precede en la cola de la tienda, no; tu cuñado, ese que sabe de todo, tampoco. Y tantas otras cosas.
Para eso, lo único que necesitan es que los médicos tengamos la historia médica correctamente actualizada y completa. Con eso, y conocer el protocolo, pueden seguir trabajando de forma autónoma.
Los enfermeros no quieren prescribir antidepresivos, antibióticos, antihipertensivos, antidiabéticos, inhaladores, antineoplásicos.
Los enfermeros no quieren ser médicos. Quieren ser enfermeros. No estar ni por debajo ni por encima, sino a nuestro lado, de cara a nuestros pacientes.
¿Que habrá enfermeros que se quieran extralimitar? claro. Ya los hay. Y farmaéuticos comunitarios. ¿Que no se ajusten a los protocolos? Ya los hay también. Y médicos. Y empresas que pretendan pervertir el sentido de la ley.
Pero la ley no se puede desarrollar para los malos profesionales, sino a pesar de ellos, y contando con los mecanismos para controlar esas acciones. Pero con todos: médicos, enfermeros, farmacéuticos, empresarios sanitarios.

No nos equivoquemos de enemigo. Vamos, que me parece del género tonto dedicarse a sembrar enfrentamientos tan innecesarios como irreales en la práctica diaria, menos aún en la de Atención Primaria, con la de problemas más importantes que tiene la Sanidad pública, el país en general.

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