O quizás mejor debería decir "participar de las tareas domésticas".
Finalmente, lo que quiero evitar a toda costa es el clásico y retrógrado pensamiento de que las tareas domésticas son labor de la mamá, y que los demás la ayudamos.
Mi intención con este post es reflexionar sobre esto más que otra cosa, sobre el hecho de que el cuidado y mantenimiento de la casa donde uno vive es tarea de todos los que viven en la casa.
Hay dos formas de participar en el mantenimiento de la casa: traer dinero para el sustento de todos, o cuidar de la vivienda y realizar las tareas comunes. Esta concepción de lo doméstico hace que para mí sea natural que quien trabaja fuera de la casa a cambio de un sueldo, tiene menos tiempo para realizar otras labores, como es natural.
Pero la casa hay que cuidarla, y hemos de hacerlo entre todos. Hay que mantenerla limpia y ordenada, con los aparatos funcionando, debe haber comida en la nevera y hay que prepararla para que se convierta en un alimento.
Hay, por tanto, ocupaciones para todos los gustos. Cada casa es un mundo y en cada una el reparto de responsabilidades se hace de forma diferente: como digo, el que trabaja fuera tiene menos tiempo para tareas domésticas. Y además parece justo incluir en el reparto las preferencias personales de cada uno. Y la edad. Y las habilidades, y los conocimientos.
Porque un niño de 10 años es perfectamente capaz de hacer su cama, de barrer, de recoger y de hacer pequeños recados en la tienda de la esquina. Es algo más difícil fregar los platos o limpiar el polvo. Planchar la ropa requiere algo más de madurez para evitar accidentes tipo quemadura. Pero no así doblar ropa y distribuirla a sus dueños para que la guarden. Ni que decir tiene la mayor dificultad de arreglar un enchufe, retapizar una silla o colgar un cuadro. Esas son cosas de adultos.
Siempre hay un miembro de la familia que se responsabiliza personalmente del mantenimiento de la casa, eso es inevitable. Y suele ser la madre de familia. Me parece justo, que la responsabilidad de ciertas tareas sea adjudicada a cada persona en concreto, de forma que no haya que andar simepre buscando quien las haga. Así cada cual sabe lo que tiene que hacer, y los demás también. Cada uno sabe qué se espera de él y por tanto, cuando ha terminado con esas acticidades.
Lo que aconsejo es que padres e hijos se sienten y conversen, hagan tratos y definan su papel en sus labores domésticas.
¡suerte!
PD.: yo también odio limpiar los cristales
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