Ya lo
dije. Ya dije la palabra que nadie quiere oir. Pero es que evitar la palabra no
le va a quitar importancia a lo que está pasando. Al contrario, pienso que
quitarle importancia puede llevar incluso a no valorar la importancia de los
tratamientos. Pero cada cual es como es, y otros lo pueden ver de otra manera.
La cosa
es que algunas veces ese dichoso bultito sí es un tumor maligno. Por eso la
importancia de detectarlo lo antes posible, por eso la agresividad de los
tratamientos. Por eso tanta concienciación social, porque con los tumores
malignos, el tiempo juega en contra.
Y ante
la sospecha inicial, se pone en marcha toda la maquinaria: el estudio completo,
la confirmación. La consulta con el oncólogo y el cirujano, la espera a la
decisión del equipo multidisciplinar. Eso es que se sientan todos los médicos
implicados (cirujano, oncólogo, patólogo…) y deciden cuál va a ser el mejor
tratamiento para ti.
Llega
la intervención, más o menos agresiva. Agresiva en el sentido de tener que
quitar más o menos pecho, con lo que eso supone para tu imagen, y con ello,
psicológicamente. Llega la quimioterapia, imprescindible a veces pero tan tan
mal tolerada. Qué mala se pone una…Ay. Y la radioterapia en ocasiones. O todo
junto.
Es un
proceso largo, y penoso. Físicamente y psicológicamente. Claro que con la ayuda
y el apoyo de los que te quieren se lleva mejor, pero la que lo está pasando es
la que lo está pasando.y merece toda la atención, el cariño, la ayuda y la comprensión
de los que la rodean; y de cualquier otro, a veces un extraño, como ocurre
cuando recurres a una asociación de enfermos o a la Escuela de Pacientes.
Ayer vi
un video genial. Es un corto publicitario de una marca de cerveza, aunque
realmente no es abusivo en publicidad. El director es Paco León, lo que viene a
confirmar que “el Luisma no es tonto”, al contrario. Y tiene una sensibilidad
admirable. Y un sentido del humor inigualable.
Os dejo el enlace (para los que os faltan códecs, ejem), para desde aquí
mandar un soplo de entusiasmo y esperanza.
Vale la pena dedicarle los algo más de 12 minutos que dura.