Dejamos pendiente el sábado, para continuar hoy, hablando sobre la Declaración de Voluntades Vitales Anticipadas. ¿´Qué es eso?
La Declaración de Voluntades Vitales Anticipadas es un documento en el que se recogen las voluntades, valores, deseos e instrucciones de una persona sobre las actuaciones sanitarias que se quieren o no recibir en el futuro, en el fin de la vida. Da además la oportunidad de nombrar a un representante en caso de que uno mismo no pueda pronunciarse.
Este documento se inscribe en el Registro creado al efecto, y ha de ser consultado por los profesionales sanitarios llegado el momento. Este registro de momento tiene validez en Andalucía, hasta que se conecte definitivamente con el registro nacional.
Puedes consultar más información en la web del Servicio Andaluz de Salud, que te llevará si lo deseas al Registro de Voluntades Vitales Anticipadas de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales.
Vamos a ir pasando a otras cosas. Por ejemplo, la valoración sanitaria que hacen los profesionales.
Se valoran por supuesto los síntomas que presenta el paciente, la evolución y el pronóstico: de una manera general, vamos a entendernos, no se puede predecir el pronóstico de vida; pero también la funcionalidad (las capacidades y limitaciones), el grado de conocimiento de la enfermedad que tiene la persona y la familia, y otras necesidades: emocionales, espirituales, existenciales (cuerpo y alma son indivisibles, finalmente, y todo hay que cuidarlo), y el entorno sociofamiliar: apoyo, recursos, cuidadores, conocimientos, actitudes, necesidades.
Con todos esos datos se hace un Plan de actuación: Quién hace qué cosa, dónde (domicilio, hospital, residencia sociosanitaria), y cuáles son las necesidades más urgentes, para priorizar.
Los síntomas más frecuentes son relacionados con la propia enfermedad, o en ocasiones con la situación de encamamiento a la que la misma lleva a la persona. Son el DOLOR, el INSOMNIO, las NÁUSEAS, los VÓMITOS, el ESTREÑIMIENTO, la ANOREXIA, la CONFUSIÓN, la DEBILIDAD, la ASFIXIA, la DEPRESIÓN y la ANSIEDAD. Además, todo empeora por el temor, la ansiedad y la depresión.
Los pacientes y sus familias también necesitan apoyo psicoemocional.
Además, hay algunas medidas sencillas, como la postura, tener la cama limpia, el uso de almohadas, los masajes, que pueden ayudar mucho a mejorar la calidad de vida de nuestras personas queridas tan enfermas.
Pero a pesar de todo, puede llegar el momento en que los síntomas se hagan refractarios, es decir, que no se pueden controlar: para reducir el sufrimiento, se puede hacer una reducción del estado de conciencia, es lo que llamamos la “sedación paliativa”. Puede ser temporal, o al contrario, mantenerse hasta el final. Depende, dentro de las preferencias de la persona y/o la familia, de las necesidades valoradas por los profesionales y de las diferentes opciones disponibles: es decir, tras la valoración de los síntomas como refractarios por parte de los profesionales, se valoran las opciones teniendo en cuenta y respetando la voluntad del paciente, expresada verbalmente o mediante la declaración de Voluntades Vitales Anticipadas; o en su defecto, la de sus familiares.
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