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martes, 3 de noviembre de 2015

Pido perdón

La semana pasada he estado algunos días fuera de la consulta, haciendo un curso sobre el abordaje de las víctimas de violencia de género. Aviso ahora que estamos a tiempo, que está entrada va a ser bastante dura, no apta para oídos sensibles.
Y para saber qué hacer cuando atiendes a una victima de la violencia de género, primero hay que saberlo, cosa que no siempre es evidente.
Es así. Cuando llega una mujer con una lesión física, y te dice que su pareja o ex-pareja se la ha causado, es muy fácil saber qué hacer.
Pero todo puede ser mucho más complejo. He aprendido a conocer muchas formas de violencia. He aprendido a ver indicadores, pistas que me pueden hacer entender que algo está pasando en esa casa. Que la persona que tengo enfrente está luchando contra su miedo, contra su vergüenza, contra su ignorancia a veces, intentando sobrevivir a su propia vida.
He aprendido que también hay hombres maltratados, física, psíquica, social, ambientalmente, como las mujeres, y es que también hay mucha hija de puta suelta, pero no es violencia de género, es otro delito, porque no se sustenta en el sometimiento y en la inferioridad de un género bajo el otro.

No he podido evitar mirar muy atrás y aprender mucho del pasado. No ha sido fácil, ha sido bastante doloroso, pero como nada pasa porque sí, pues debe ser que tenía que ser ahora, y con estas personas. Y por ello me siento bendecida, porque sin "ellas y José Antonio" nada hubiera sido lo mismo.
A lo largo de las horas del curso, y durante esos días y desde entonces, he recordado palabras que he oído en la consulta, y fuera, tan similares a lo que estaba aprendiendo a ver durante el curso, a identificar como violencia.
También he recordado palabras que he dicho. Y las que no he dicho.
Me hace escribir estas letras la necesidad de pedir perdón por no haber sabido ver, y prometo no volver a quitarme las gafas. Espero tener la oportunidad de volver a veros con otros ojos, poder apoyaros y ayudaros más. De hacerlo mejor. Perdóname, Mónica, Lola, Mª Carmen, Teresa, Rosa, Juana, Elena, Isa, no importa cuántos nombres, reales o imaginados, escriba aquí. Jacq, me alegro que estés donde estás, has salido ganando desde todos los puntos de vista.
Iré encontrando las palabras que dije, las que no dije, lo comprenderé todo, y dejará de doler.

Pero hay una cosa que es fundamental y que tenemos que hacer entre todos, y es comenzar a debilitar la estructura machista de la sociedad en que vivimos, el sustento en el que el maltratador cree que se legitima su comportamiento, ese con el que cree que es su derecho y su deber someter a la mujer con la que se empareja.
Es no tolerar los pequeños machismos del día a día, que por frecuentes se dan por normales, y que tejen esa desigualdad. Es no aceptar unos determinados roles por el hecho de ser mujer si no son de tu gusto, y no imponerlos a las mujeres, si eres un hombre.
Las mujeres no somos dulces y generosas, hacemos bizcochos y disfrutamos cuidando animalitos heridos. Ni pasamos el día esperando a ver qué se os ocurre que hagamos para haceros felices, fuera y dentro de la cama. Al menos no todas. Y mucho menos todo junto. No nos gustan los piropos de cualquiera, y los más claramente sexuales son ofensivos. Nos gusta la diversión, y el sexo, igual o más que a vosotros. Y no, las tareas domésticas no son divertidas. Los hombres lloran, expresan sentimientos, y valen para mucho más que para mover muebles. No os necesitamos para que nos saqueis a los sitios, pero nos gusta salir juntos. Tampoco todos son así, ni iguales...
Empecemos por acabar con esto, y no será tan lejano el día en que se acaben las mujeres muertas a manos de sus parejas o ex-parejas. En el momento que escribo esto, 3 en las últimas 48 horas.

También he de decir que encuentro aborrecibles las mujeres, y las parejas, que las hay, que pervirtiendo el sentido de la ley, acusan falsamente de violencia de género para obtener un beneficio económico, para ganar ventaja en las condiciones del divorcio, o simplemente para joder. Deberían ser humilladas públicamente como hacen con el otro, atentando contra su prestigo y su honor, y obligadas a pagar siete veces las costas judiciales: una vez se pagan las costas, y las otras seis financiaran la atención a mujeres que de verdad lo necesitan, y cuya demanda de ayuda se desprestigia con su actitud egoísta y manipuladora..
Y vosotros, los hombres, los buenos, sois los primeros interesados en esto para que no se os meta a todos en el mismo saco. Y las mujeres maltratadas dejarán de temer que se las avergüence con la sospecha de una denuncia falsa.

Hay mucho por hacer. Mucho. Todos.

9 comentarios:

  1. Hola, hermana! Te honra pedir perdón pero creo que no tienes porqué hacerlo. Estoy seguro que siempre haces las cosas lo mejor que puedes y sabes y, si ahora sabes más, pues palante, a aprovecharlo y a hacerlo lo mejor que sabes ahora.
    El tema se las trae... Merece la gravedad y la humanidad con lo que lo has tratado. No creo que sea casualidad que haya sido una de las entradas más sensibles que te he leído, volcando, incluso, pinceladas de tu propia experiencia. Y no digo que otras no hayan tenido sensibilidad, pero ésta... ésta... duele.
    Que hay mucho hijodeputa suelto es algo que, a estas alturas, ya nadie duda. Los vemos a diario. La mayoría no matan a mujeres, pero vaya si son hijosdeputa desde que se levantan hasta que se acuestan. El machismo está infiltrado en nuestra sociedad en todas sus formas, con diferentes intensidades y matices, desde lo más burdo hasta muestras sutiles, casi imperceptibles. Gracias a Dios, parece que poco a poco vamos ganándole terreno, pero aún queda mucho por hacer. Yo me siento parte del ejército que lucha por pulverizarlo y verlo desaparecer. En realidad al machismo y a cualquier otra forma de violencia. La violencia es violencia, independientemente de quién la ejerza, cómo, dónde y porqué.
    Tolerancia cero, como reza el eslogan.
    Sin duda, la violencia (y dentro de ella, en especial, la de género) crece de forma exponencial a medida que descendemos en el estrato socio-económico-cultural. Ahí la cosa está muy complicada... y, por ahí, es por donde habría que empezar.
    La educación es la base de todo comportamiento. La educación doméstica y la educación escolar. Por ahí es por donde habría que empezar.
    El rechazo absoluto, directo, tajante, explícito, inflexible a cualquier muestra de violencia es nuestra obligación. Para ello deberíamos desprendernos de ciertos complejos, ciertos reparos que nos frenan. A mí el primero.
    La ley debería caer con todo su peso sobre el maltratador, sobre el asesino doméstico, para de verdad servir de ejemplo, de "aviso a maleantes". Y la ley también debe ser justa y basarse en pilares indispensables como el de la presunción de inocencia, cosa que muchos jueces (y el juicio de patio de vecinos) se han pasado por el arco del triunfo con muchos hombres que han sido víctimas del abuso, de la torpeza, de la neglicencia, de la generalización y de las hijasdeputa de sus mujeres, como tú bien has dicho.
    ¡Dios, cómo me enrollo!
    Desgraciadamente, el tema sigue siendo candente. Luchemos contra la violencia en general, contra la violencia de género (sea cual sea el género que la ejerza) y contra la ignominiosa, ridícula, nauseabunda, cobarde, alevosa, vergonzosa y, con demasiada frecuencia, mortal violencia machista.
    Yo ya estoy pertrechado, me he preparado. Tengo apretados los dientes para la batalla y no pienso tener piedad.
    Muchas gracias por esta entrada. Besitos.
    PD: ¿qué tal si escribes una entrada bis con la descripción de esos pequeños detalles que has aprendido a detectar, los sutiles, los casi inapreciables que pueden pasar desapercibidos? Los evidentes son fáciles de ver. Pero esos otros...

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  2. Gracias por el comentario, hermano. Aunque creas que te enrollas, no lo haces, es que escribes como hablas, es decir: como yo, mucho. Pero a mí me gusta! Había pensado escribir sobre ello, sobre los diferentes tipos de violencia, tal... A modo de sensibilizar. Sin olvidar que la mayoría de estos lectores no son profesionales y no los quiero matar de aburrimiento. Pero lo haré, u ahora que tú lo pides, más. Un beso!

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  3. Ole y Ole. Uno para mi hija y otro para mi hijo. Todo queda en familia.

    Permitidme, porque ya soy mayor, la licencia que me tomo de hacer una observación a cada uno. (Ya está el viejo con sus consejitos...):

    Hija: has debido utilizar ese fuerte calificativo también para los hombres, que nadie se crea que dirigirlo solo a las mujeres es, o bien únicamente una excusa para poder criticar la conducta de esos que se llaman hombres, o bien la expresión de un rechazo especial de la conducta de las mujeres. Yo sé (te conozco hace casi tantos años como los que tienes...) que ninguna de las explicaciones respondería a la verdad, pero los h de p y las h de p son tantos... y tantas...

    Hijo: No permitas que las ganas de terminar con esta lacra nuble tus planteamientos. También a ti te conozco hace bastantes años... y te entiendo. Pero creo que tu hermana no debe exponer públicamente esos detalles que han pasado a formar parte de su patrimonio profesional, porque los y las h de p aprenden con facilidad: vigilan lo que hablan y escriben las buenas personas que quieren acabar con ellos y con ellas, y pasan a incluir en sus comportamientos criminales lo que les beneficie en su vomitiva labor de maltrato y falsas denuncias. Encontraréis los medios de comunicaros esta información en privado. También con otros compañeros.

    Se admiten los desacuerdos. Yo he creído que debía decíroslo y os lo he dicho, porque os admiro y os quiero mucho.

    Me retiro como llegué: con Ole y Ole, hijos.

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  4. Gracias papá. No le temo tanto a que maltratadores melean y vaya yo a hacerles cambiar de estrategia, porque el que nace lechón... sino más probablemente a aburrir al resto de lectores. Por eso, sí creo importante más hacer una labor divulgativa desde aquí, y de concienciación. Con Salva, nos sentamos una tarde (como si fuera fácil) a ver la película "Te doy mis ojos" y repasamos todo para que también él se ponga las gafas. Las gafas de ver la violencia de género como un problema de salud.

    Respecto a los calificativos: al hombre maltratador todos le llaman ya hijo de puta. Y más cosas. Pero cuando la mujer maltrata a su pareja por y para lo que sea, con mucha facilidad la dejamos que se ponga el traje de víctima porque le encanta que le llamen "el sexo débil" y detrás de ello esconde su ignominia. Igual que no queremos permitir que el maltratador culpabilice a la mujer por su situación, hago la reflexión contraria.
    Cuando yo era estudiante, que no se hablaba de violencia de género, sí de maltrato, pero con otra concepción y en otro marco legal, ya el Dr. Frontela nos decía en clase de Medicina Legal que en cuanto a maltrato físico, "el hombre pega y la mujer envenena", queriendo poner en evidencia que hay muchas formas de maltrato dentro del físico incluso, y que la inferioridad de fortaleza y masa muscular no impide matar.

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  5. Que grande eres Piluqui!!! Y que afortunada me siento de que seamos amigas desde hace tanto tiempo. Eres de esas personas "que tocan mi alma", gran persona y mejor amiga. Sabes que aunque no nos veamos lo que quisiéramos SIEMPRE SIEMPRE te llevo en mi corazón. Muak!!!

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    1. Gracias!! Sabía que no ibas aa faltar tú en esta entrada. Un beso, cumpleañera

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  6. Muy buena entrada de este complejo tema Pilar, que afecta por desgracia a tanta gente, directa e indirectamente... y estoy totalmente de acuerdo con tu hermano Salvador, yo pienso que uno de los pilares básicos es la educación y el traspaso de buenos valores de padres a hijos... una dura y larga lucha tenemos por delante, a la cual venceremos!! Asi que como dice el lema: ante la violencia de género TOLERANCIA CERO...Y como dice tu padre oleeee tu jaja

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    1. Gracias Sonia. El tema es complejo y doloroso, socialmente, familiarmente, deja a su paso un reguero de víctimas de diverso calibre. Pero #HaySalida

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  7. Muy buena entrada de este complejo tema Pilar, que afecta por desgracia a tanta gente, directa e indirectamente... y estoy totalmente de acuerdo con tu hermano Salvador, yo pienso que uno de los pilares básicos es la educación y el traspaso de buenos valores de padres a hijos... una dura y larga lucha tenemos por delante, a la cual venceremos!! Asi que como dice el lema: ante la violencia de género TOLERANCIA CERO...Y como dice tu padre oleeee tu jaja

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