Tan pequeñitos, tan blanquitos, con esos palitos de colores pastel. Quién lo diría.
Pues no son tan inofensivos como parecen. Al menos si se usan para secar los conductos auditivos después de la ducha.
Hay un dicho de otorrinos que dice que "los oídos hay que limpiarlos con el codo".
Ahora que has probado si puedes, ya puedes seguir leyendo. ¡Ja ja ja!
Finalmente, lo que quiere decir, y lo que yo quiero decir hoy, es que no hay que limpiar los conductos. El cerumen es el mecanismo de limpieza del conducto, no hay que eliminarlo más allá de lo que puedas recoger con la manopla o la toalla.
Meter el bastoncillo en el conducto para limpiarlo por dentro, finalmente lo que hace es compactar el cerumen y facilitar que se forme un incómodo tapón, que cruje, incluso duele, y no te deja oir bien.
Así, como digo yo a mis pacientes en la consulta, deja los bastoncillos para difuminar el perfilador de ojos, para repasar el maquillaje, o (y con esto siempre se ríen un montón) regálaselos a alguien que te caiga mal para que se limpie él/ella los oídos.
Que si Dios hubiera querido que nos limpiásemos los conductos, los hubiera hecho más anchos.
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