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miércoles, 18 de diciembre de 2013

¡Es la vida!

Es la vida, no una enfermedad. No necesita de la intervención de un profesional. No necesita tratamiento farmacológico. No es un conjunto de síntomas que conforman un síndrome con nombre propio. No se puede diagnosticar con un test, ni con una prueba más o menos cruenta. Desde luego no sale en un análisis, ni en una radiografia.

Que le tengas coraje a tu suegra porque intenta mangonearte, que hayas repetido curso y tus amigos de toda la vida estén en otra clase, que tengas un examen de 80 folios dentro de una semana, que te presentas al examen para el carnet de conducir, que quieres tener hijos y no puedes, que te parece que el novio de tu hija es poca cosa para ella, que te has jubilado y no sabes qué hacer con tanto tiempo libre...

Son contrariedades. Son parte del normal devenir de la vida. Son cosas que ocurren, y comprendo, comprendemos vuestros médicos, que os provoquen emociones negativas.

Pero comprenderlo no lo convierte en enfermedad tampoco.

Lo que trato de decir es que debemos entre todos desmedicalizar la vida diaria, en resumen. Si esas cosas te hacen sentir mal tendrás toda nuestra comprensión y apoyo, pero no medicinas para anular los sentimientos que no te gustan. Hay cosas por las que hay que pasar, elaborarlas y aceptarlas, sin necesidad de un tratamiento que te puede causar más efectos secundarios perjudiciales que beneficios, y que no te van a cambiar la vida. En esas circunstancias lo que conviene hacer es madurar, crecer como personas, evolucionar, no adormecer el cerebro.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo en parte, creo wue si no tienes herramientas suficientes para superar las dificultades y los traumas que te impiden avanzar resulta muy costoso seguir adelante sin "muletas". Yo si no fuera por una psicologa estupenda que encontré seguiria con medicacion, viendo solo la superficie de la vida.

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