La red está que hierve desde hace unos días después de la escenita montada por Miley Cyrus en la entrega de premios de la MTV.
Para los que hayan tenido la suerte de no pasar el bochorno de ver las imágenes, Miley se dedicó a frotar las nalgas contra la pelvis de su compañero de espectáculo durante su actuación.
Los que tenemos hijos en la pubertad, junto a nuestros hijos, hemos visto crecer a Miley como Hannah Montana, popular personaje de una serie de Disney Channel. Pero Miley tiene ahora 20 años (recordemos que es menor de edad en su país), y parece ser que desde hace un tiempo se ha empeñado en borrar su imagen infantil y no quedar encasillada en el personaje de Hannah.
Y como tatuajes, piercings, cortes de pelo radicales, sospechas de anorexia por alarmantes pérdidas de peso y caminar semidesnuda por la calle no parecían ser suficiente, hace unas noches, durante su actuación, nos deleitó con una escena de frotamientos fuera de lugar, inapropiados por completo para su edad, con los que, según los analistas, pretende reafirmarse en su rebeldía y decirnos a todos que ya es mayor, y que ni siquiera su papá y representante puede pararla.
Miley ha perdido el norte.
El numerito soez cargado de fuerte contenido sexual, añadido a todo lo anterior, no la hace mayor. La hace ordinaria, indigna, provocativa; si lo que pretendía era llamar la atención, para su desgracia lo ha conseguido, y esto pasará factura a su fama y prestigio.
Porque millones de niñas de todo el mundo civilizado han tenido a Hannah Montana como un ídolo, un modelo a seguir, porque era una niña de ficción con sentido de la amistad y de la familia, sencilla a pesar de su fama y su dinero, con valores, y las que están creciendo con ella, sus fans, tienen como modelo a una niñata con ínfulas de diva que quiere llamar la atención a cualquier precio, para la que todo vale. "Que hablen de mí aunque sea bien", parece ser su lema.
Ser mayor es saber estar, saber elegir la conducta más adecuada a las circunstancias, saber usar tus recursos con inteligencia.
En lo que a mí respecta, por suerte mi hija ha pasado ya de la fase de Hannah Montana, y Miley Cyrus no está entre sus "artistas" favoritas. Pero aun así, Miley y su presencia mediática estarán vetadas en mi casa en lo sucesivo de forma indefinida. Criticaré y persguiré entre las adolescentes de mi entorno cercano cualquier actitud de imitación a su conducta o aspecto.
Y Miley, deja de frotarte contra los genitales de los demás y ponte a hacer algunas sentadillas. Que se te descolgaban los glúteos por fuera de ese short tan pequeño y tan ajustado que te pusiste para creerte mujer. Y no tienes edad ni de eso, ni de tener las carnes tan flojas.
Ahora bien...¿a qué viene lo de las maniobras de distracción? Pues a una siguiente lectura de todo el asunto. Desde que la restregadora Miley salió a escena, en Estados Unidos parecen haber olvidado el asunto Benghazi, las nuevas leyes de control de armas, el potencial ataque a Siria, la oleada de ataques racistas que asola el país y la reforma sanitaria que no llega y ya ha costado incontables millones.
Ellos tienen a Miley, y nosotros tenemos Gibraltar y sus monos, el cierre del mercado de verano de futbolistas y las vacaciones de la Duquesa de Alba y su esposo en las Islas Baleares para que nos olvidemos de hablar de "la que está cayendo".
Y con todo y con eso, creo que nosotros salimos ganando.
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sábado, 31 de agosto de 2013
miércoles, 28 de agosto de 2013
La ubicación en las redes
Algunas voces han pedido aclaraciones sobre cómo o dónde configurar la referencia de ubicación en redes cuando accedemos desde el móvil. Me parece justo por tanto continuar con el tema de la entrada anterior.
En Facebook es fácil, ya que en cada etiqueta, comentario, estado, hay que elegir sobre la marcha si quieres añadir la ubicación o no. No sale por defecto en todas las ocasiones. Así el control es inmediato e individual, no tiene pérdida. Es una marca en forma de gota de agua al revés (no como si cayera, sino como si subiera) en la barra debajo del cuadrado de texto.
En Twitter hay que localizarlo en los ajustes. Los ajustes están en una rueda dentada que está justamente a la izquierda del cuadradito azul que pulsamos para escribir un tuit. Al darle, se despliega un pequeño menú, elegimos Configuración, y luego Cuenta. Allí se elige el nombre de usuario, dirección de correo electrónico, Idioma... y Ubicación del Tuit. Allí clicamos o desclicamos en función de si queremos o no que aparezca o no la localidad desde dónde estamos tuiteando. Ésta la selecciona Twitter localizando el dispositivo, y suele ser bastante exacto, dicho sea de paso.
Después, como siempre, fundamental ir hasta el final de la página y hacer clic en "Guardar Cambios".
Eso es todo.
En Facebook es fácil, ya que en cada etiqueta, comentario, estado, hay que elegir sobre la marcha si quieres añadir la ubicación o no. No sale por defecto en todas las ocasiones. Así el control es inmediato e individual, no tiene pérdida. Es una marca en forma de gota de agua al revés (no como si cayera, sino como si subiera) en la barra debajo del cuadrado de texto.
En Twitter hay que localizarlo en los ajustes. Los ajustes están en una rueda dentada que está justamente a la izquierda del cuadradito azul que pulsamos para escribir un tuit. Al darle, se despliega un pequeño menú, elegimos Configuración, y luego Cuenta. Allí se elige el nombre de usuario, dirección de correo electrónico, Idioma... y Ubicación del Tuit. Allí clicamos o desclicamos en función de si queremos o no que aparezca o no la localidad desde dónde estamos tuiteando. Ésta la selecciona Twitter localizando el dispositivo, y suele ser bastante exacto, dicho sea de paso.
Después, como siempre, fundamental ir hasta el final de la página y hacer clic en "Guardar Cambios".
Eso es todo.
sábado, 24 de agosto de 2013
A vueltas con la seguridad en internet
Me salgo por completo de los temas de salud literal y vuelvo a la seguridad en internet.
No es salud, pero me preocupa también. Por eso de cuando en cuando saco los pies de mi propio plato para hablar de otra cosa.
Hoy mi tema es la geolocalización. EEEEhhhhhhh????
Tuiteas las vacaciones en la playa con tus niños, comentas en Facebook la foto del nuevo perro de tu prima, felicitas el cumpleaños de tu compi de banca en el instituto en el Tuenti porque es verano y no la vas a ver hasta dentro de un mes. Y si tienes activada la geolocalización automática, junto con tu actividad virtual aparece DESDE DONDE LO HAS HECHO.
"La cagaste, Burt Lancaster" (¿Salva, qué era, una canción o un grupo?)
En un pis pas y sin darte cuenta le acabas de contar a medio planeta dónde estais tú y tus hijos, o mejor, dónde no estais, si tu casa está vacía (y si quieren, sabrán dónde está tu casa porque a buen seguro también habrás posteado estando geolocalizado desde tu casa un estatus de "ay qué bien llegar a casita y quitarse los zapatos después de un duro día de trabajo") porque le cuentas a todos que estás fuera de vacaciones.
Estás dejando tu casa expuesta a vándalos y ladrones, las fotos de tus retoños en bañador para complacencia de pederastas, a menos que seas realmente bueno configurando tu privacidad y manejando los ajustes de tu móvil.
La tecnología es una bendición, bien sabeis todos que me gustan las maquinitas, pero hay que saberlas usar bien, como todas las cosas.
No es salud, pero me preocupa también. Por eso de cuando en cuando saco los pies de mi propio plato para hablar de otra cosa.
Hoy mi tema es la geolocalización. EEEEhhhhhhh????
Tuiteas las vacaciones en la playa con tus niños, comentas en Facebook la foto del nuevo perro de tu prima, felicitas el cumpleaños de tu compi de banca en el instituto en el Tuenti porque es verano y no la vas a ver hasta dentro de un mes. Y si tienes activada la geolocalización automática, junto con tu actividad virtual aparece DESDE DONDE LO HAS HECHO.
"La cagaste, Burt Lancaster" (¿Salva, qué era, una canción o un grupo?)
En un pis pas y sin darte cuenta le acabas de contar a medio planeta dónde estais tú y tus hijos, o mejor, dónde no estais, si tu casa está vacía (y si quieren, sabrán dónde está tu casa porque a buen seguro también habrás posteado estando geolocalizado desde tu casa un estatus de "ay qué bien llegar a casita y quitarse los zapatos después de un duro día de trabajo") porque le cuentas a todos que estás fuera de vacaciones.
Estás dejando tu casa expuesta a vándalos y ladrones, las fotos de tus retoños en bañador para complacencia de pederastas, a menos que seas realmente bueno configurando tu privacidad y manejando los ajustes de tu móvil.
La tecnología es una bendición, bien sabeis todos que me gustan las maquinitas, pero hay que saberlas usar bien, como todas las cosas.
miércoles, 21 de agosto de 2013
Conducir bajo los efectos de medicación
Es popularmente sabido que algunas medicinas afectan a la capacidad de conducir de forma segura.
Pero no son todos, ni mucho menos. Afectan los relajantes musculares, algunos analgésicos potentes, los ansiolíticos, los antidepresivos y otras medicaciones sobre el Sistema Nervioso Central, fundamentalmente. También los antihistamínicos, medicamentos que se utilizan para tratar la alergia.
Algunos porque ese es su efecto, otros como efecto secundario, hay medicamentos que dan sueño. Y si no llegan a dar sueño, o no te lo notas al menos, sí que reducen los reflejos, suficiente como para suponer un riesgo a la hora de conducir, y tener un accidente por estar alargado el tiempo de respuesta (para frenar, para echarse un lado, para hacer un adelantamiento en condiciones); o un accidente no de tráfico, sino con cualquier utensilio o herramienta que pinche, corte, o queme.
En estos días se están oyendo noticias sobre la preocupación desde la Dirección Gerenal de Tráfico por los conductores bajo los efectos de la medicación. Buena parte de los accidentes tienen implicado algún conductor bajo los efectos de medicación.
Pero también se ha oído alguna noticia sobre que Tráfico va a solicitar a los médicos que informen sobre los pacientes que usen medicación que pueda comprometer la capacidad de conducción.
Entramos en tema polémico. Estoy de acuerdo con que haya que minimizar el riesgo de tener un accidente de tráfico por todas las causas. Pero de ahí a que el médico tenga que informar a la DGT sobre los ciudadanos que consuman determinada medicación hay un mundo. yo tengo obligaciones de secreto profesional y respeto a la intimidad con mis pacientes. Ningún organismo público, ni con la mejor de las intenciones, va a conseguir que rompa con mis responsabilidades.
El alcohol y las drogas también están implicados en multitud de accidentes de tráfico, y el camarero del bar no tiene obligación de informar a la Guardia Civil sobre los clientes que hayan pedido bebidas alcohólicas en su comanda. Ni los camellos informan de quiénes les compran.
El uso de alcohol y drogas al volante queda bajo la responsabilidad del conductor. No sé por qué pretenden las autoridades dar otro tratamiento al uso de medicación.
El uso del móvil al volante comienza a despuntar como causa de accidentes también. ¿A quién le van a pedir un permiso para tener móvil y carnet de conducir? Es el conductor el que elige usar el aparato mientras conduce. Es el conductor quien elige conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas. Es el conductor quien elige conducir mientras toma medicación de la que es advertido específicamente sobre la influencia sobre sus capacidades.
Las leyes no pueden paternalizar tanto la relación con los ciudadanos. Cada cual con sus responsabilidades, si eres adulto como para tener carnet de conducir.
Pero no son todos, ni mucho menos. Afectan los relajantes musculares, algunos analgésicos potentes, los ansiolíticos, los antidepresivos y otras medicaciones sobre el Sistema Nervioso Central, fundamentalmente. También los antihistamínicos, medicamentos que se utilizan para tratar la alergia.
Algunos porque ese es su efecto, otros como efecto secundario, hay medicamentos que dan sueño. Y si no llegan a dar sueño, o no te lo notas al menos, sí que reducen los reflejos, suficiente como para suponer un riesgo a la hora de conducir, y tener un accidente por estar alargado el tiempo de respuesta (para frenar, para echarse un lado, para hacer un adelantamiento en condiciones); o un accidente no de tráfico, sino con cualquier utensilio o herramienta que pinche, corte, o queme.
En estos días se están oyendo noticias sobre la preocupación desde la Dirección Gerenal de Tráfico por los conductores bajo los efectos de la medicación. Buena parte de los accidentes tienen implicado algún conductor bajo los efectos de medicación.
Pero también se ha oído alguna noticia sobre que Tráfico va a solicitar a los médicos que informen sobre los pacientes que usen medicación que pueda comprometer la capacidad de conducción.
Entramos en tema polémico. Estoy de acuerdo con que haya que minimizar el riesgo de tener un accidente de tráfico por todas las causas. Pero de ahí a que el médico tenga que informar a la DGT sobre los ciudadanos que consuman determinada medicación hay un mundo. yo tengo obligaciones de secreto profesional y respeto a la intimidad con mis pacientes. Ningún organismo público, ni con la mejor de las intenciones, va a conseguir que rompa con mis responsabilidades.
El alcohol y las drogas también están implicados en multitud de accidentes de tráfico, y el camarero del bar no tiene obligación de informar a la Guardia Civil sobre los clientes que hayan pedido bebidas alcohólicas en su comanda. Ni los camellos informan de quiénes les compran.
El uso de alcohol y drogas al volante queda bajo la responsabilidad del conductor. No sé por qué pretenden las autoridades dar otro tratamiento al uso de medicación.
El uso del móvil al volante comienza a despuntar como causa de accidentes también. ¿A quién le van a pedir un permiso para tener móvil y carnet de conducir? Es el conductor el que elige usar el aparato mientras conduce. Es el conductor quien elige conducir bajo los efectos del alcohol y las drogas. Es el conductor quien elige conducir mientras toma medicación de la que es advertido específicamente sobre la influencia sobre sus capacidades.
Las leyes no pueden paternalizar tanto la relación con los ciudadanos. Cada cual con sus responsabilidades, si eres adulto como para tener carnet de conducir.
sábado, 17 de agosto de 2013
Luchar contra la genética
Vayamos por partes, porque realmente no podemos cambiar nuestros genes.
Nuestros genes son las piezas de información que se agrupan en cromosomas, y los cromosomas en parejas, que son un componente del núcleo de todas las células de nuestro cuerpo, en las que se deposita la información que hace que seamos quien somos, tanto externamente, nuestra apariencia física, como internamente, cómo funciona nuestro organismo.
Igual que definen por ejemplo, el color de nuestros ojos o nuestro pelo, o la forma de las uñas, también definen la formación de las hormonas, o las labores de auto-reparación del organismo. Y la tendencia o probabilidad de sufrir determinadas enfermedades.
Y en este aspecto, algunas enfermedades tienen una definición genética, por completo, es decir, se padecen o no dependiendo de la existencia o no de un determinado gen en uno o los dos cromosomas de una pareja determinada. Por ejemplo: la talasemia. Es una enfermedad genética de la sangre, que da anemia, y si el gen que la causa está en uno de los cromosomas aparece de forma leve, y si está en los dos se presenta de forma grave. Y si no está en ninguno, ni se padece ni se transmite a la descendencia.
La Genética es mucho más compleja, lo cierto es que hay pocas personas en el mundo que la entiendan bien de verdad, pero esta explicación es suficiente para entender lo que sigue para los que oyen hablar de los genes por primera vez.
Seguimos
Hay otros genes que no transmiten enfermedades sí o sí, sino que dan, digamos, una predisposición o un riesgo de que esa enfermedad acontezca. Así que su herencia es mucho más compleja que salir con ojos azules o castaños, y además normalmente hacen falta varios genes distintos para que entre todos influyan en la probabilidad de padecer una enfermedad concreta.
De esta clase de genes son los que condicionan la probabilidad de sufrir un ictus, congestión, accidente cerebro-vascular, como quieras que conozcas esta enfermedad. Es lo que ocurre cuando un trozo de cerebro se queda sin circulación, entonces las neuronas, que son las células del cerebro, dejan de funcionar y/o mueren, y dan fallos en el organismo, según en la parte del cerebro en que se interrumpa la circulación.
Tener un ictus se influye grandemente por factores variados: edad (aumenta con la edad), sexo (más riesgo los hombres), tabaquismo, alcoholismo, hipertensión arterial, cifras de colesterol LDL (malo), estrés, que se haya sufrido otro previamente, tener diabetes. Y que haya casos en la familia.
La genética, lo que se hereda de los padres y ellos de los suyos, condiciona una mayor o menor probabilidad de sufrir un ictus. No podemos cambiar nuestros genes, nacemos con ellos. No podemos cambiar nuestra edad o nuestro sexo (que también está definido en los genes).
Pero ha salido esta semana un estudio, y esto sí es lo que os quería contar hoy, que dice que la dieta mediterránea puede contrarrestar la influencia de la genética a la hora de padecer un ictus.
OOOHHHHHHHH!!!!!!
Pues sí. No podemos cambiar nuestro sexo, nuestra edad o nuestros genes. Pero sí podemos cambiar nuestra alimentación y nuestros hábitos de ejercicio. Ello contrarresta la influencia de los genes, reducirá las cifras de colesterol LDL, de hipertensión, de glucemia (azúcar en sangre) en los diabéticos.
Esto es lo que realmente quiere tu médico cuando te insiste en que hay que bajar ese colesterol, y tener la tensión arterial a raya. La cifra no nos importa, sólo es un número. Lo que importa es que esa cifra controlada es la que sujeta el riesgo cardiovascular, el riesgo de sufrir un ictus, un infarto de miocardio.
Y como ya hemos dicho más de una vez, esto no consiste en tomarse las pastillas y punto. Ni siquiera si uno las toma bien, en sus dosis correctas. No hay pastilla en el mundo que baje la tensión al que toma regaliz, ni estatina que contrarrestre una tostada de manteca colorá de Chipiona. Fumar un paquete de cigarrillos todos los días y tomarse "un Adiro (R) para la circulación" es una incoherencia.
Haz que tus alimentos sean tu medicina. No que las medicinas sean tu alimento.
Nuestros genes son las piezas de información que se agrupan en cromosomas, y los cromosomas en parejas, que son un componente del núcleo de todas las células de nuestro cuerpo, en las que se deposita la información que hace que seamos quien somos, tanto externamente, nuestra apariencia física, como internamente, cómo funciona nuestro organismo.
Igual que definen por ejemplo, el color de nuestros ojos o nuestro pelo, o la forma de las uñas, también definen la formación de las hormonas, o las labores de auto-reparación del organismo. Y la tendencia o probabilidad de sufrir determinadas enfermedades.
Y en este aspecto, algunas enfermedades tienen una definición genética, por completo, es decir, se padecen o no dependiendo de la existencia o no de un determinado gen en uno o los dos cromosomas de una pareja determinada. Por ejemplo: la talasemia. Es una enfermedad genética de la sangre, que da anemia, y si el gen que la causa está en uno de los cromosomas aparece de forma leve, y si está en los dos se presenta de forma grave. Y si no está en ninguno, ni se padece ni se transmite a la descendencia.
La Genética es mucho más compleja, lo cierto es que hay pocas personas en el mundo que la entiendan bien de verdad, pero esta explicación es suficiente para entender lo que sigue para los que oyen hablar de los genes por primera vez.
Seguimos
Hay otros genes que no transmiten enfermedades sí o sí, sino que dan, digamos, una predisposición o un riesgo de que esa enfermedad acontezca. Así que su herencia es mucho más compleja que salir con ojos azules o castaños, y además normalmente hacen falta varios genes distintos para que entre todos influyan en la probabilidad de padecer una enfermedad concreta.
De esta clase de genes son los que condicionan la probabilidad de sufrir un ictus, congestión, accidente cerebro-vascular, como quieras que conozcas esta enfermedad. Es lo que ocurre cuando un trozo de cerebro se queda sin circulación, entonces las neuronas, que son las células del cerebro, dejan de funcionar y/o mueren, y dan fallos en el organismo, según en la parte del cerebro en que se interrumpa la circulación.
Tener un ictus se influye grandemente por factores variados: edad (aumenta con la edad), sexo (más riesgo los hombres), tabaquismo, alcoholismo, hipertensión arterial, cifras de colesterol LDL (malo), estrés, que se haya sufrido otro previamente, tener diabetes. Y que haya casos en la familia.
La genética, lo que se hereda de los padres y ellos de los suyos, condiciona una mayor o menor probabilidad de sufrir un ictus. No podemos cambiar nuestros genes, nacemos con ellos. No podemos cambiar nuestra edad o nuestro sexo (que también está definido en los genes).
Pero ha salido esta semana un estudio, y esto sí es lo que os quería contar hoy, que dice que la dieta mediterránea puede contrarrestar la influencia de la genética a la hora de padecer un ictus.
OOOHHHHHHHH!!!!!!
Pues sí. No podemos cambiar nuestro sexo, nuestra edad o nuestros genes. Pero sí podemos cambiar nuestra alimentación y nuestros hábitos de ejercicio. Ello contrarresta la influencia de los genes, reducirá las cifras de colesterol LDL, de hipertensión, de glucemia (azúcar en sangre) en los diabéticos.
Esto es lo que realmente quiere tu médico cuando te insiste en que hay que bajar ese colesterol, y tener la tensión arterial a raya. La cifra no nos importa, sólo es un número. Lo que importa es que esa cifra controlada es la que sujeta el riesgo cardiovascular, el riesgo de sufrir un ictus, un infarto de miocardio.
Y como ya hemos dicho más de una vez, esto no consiste en tomarse las pastillas y punto. Ni siquiera si uno las toma bien, en sus dosis correctas. No hay pastilla en el mundo que baje la tensión al que toma regaliz, ni estatina que contrarrestre una tostada de manteca colorá de Chipiona. Fumar un paquete de cigarrillos todos los días y tomarse "un Adiro (R) para la circulación" es una incoherencia.
Haz que tus alimentos sean tu medicina. No que las medicinas sean tu alimento.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Hace Calor Calor Calor!!!
¡Mucho calor!
Claro, estamos en mitad del verano. Aunque las noches comiencen a ser más frescas de un momento a otro, de día sigue haciendo un calor espantoso.
Quien no tenga más remedio poco puede hacer, pero quien pueda elegir, ha de procurar evitar estar a pleno sol durante largas horas, en las horas centrales del día.
Y de una forma o de otra, hay que beber más agua que durante el invierno. Es fácil de entender que el cuerpo va a gastar más agua en mantener nuestra temperatura estable cuando hace calor que cuando no lo hace. Si estamos haciendo ejercicio además, más todavía. Incluso si hablamos de ejercicio ligero como caminar, incluso si evitamos las horas más calurosas del mediodía.
Ya sé que hemos hablado aquí antes del agua. Pero insisto porque es la época, a modo de recordatorio. No voy a volver a aburriros con las cifras de agua necesaria según el peso corporal.
Sólo voy a volver a insitir en otra regla mucho más fácil de monitorizar: estás bebiendo suficiente si las orinas son claras y abundantes. Si bebes poco, al cuerpo le sobra poco líquido y las orinas son escasas y concentradas, porque el riñón ha de seguir limpiando igual el organismo pero con menos líquido. Y al concentrarse, se hacen más oscuras.
Un ejemplo asqueroso, pero fácil de entender: si estamos fregando el suelo de nuestra casa, y el agua del cubo está sucia, la cambiamos antes de fregar otra habitación, ¿no? Pues lo mismo. Para volver a tener agua clara en el cubo. Si no lo hacemos, el agua del cubo está cada vez más oscura y sucia. Pues eso.
Recordemos que a los niños y a las personas mayores hay que darles el agua. Los bebés no saben decir "tengo sed", y las personas mayores pierden la sensación de sed, que no es mas que el cerebro pidiendo agua para el cuerpo. No debemos olvidar a nuestros pequeños y a nuestros mayores: cuando tú bebes, ellos también pueden necesitar agua.
Y hay quien se aburre de beber agua, porque no sabe a nada, porque es aburrida. Pues la puedes "aliñar" con un poco de limón y azúcar o edulcorante, o con infusiones, o tomar frutas abundantes, que aportan mucha agua. Sin abusar de los azúcares, ni de la sal, que al final tanto una como otra termina dando más sed (el cuerpo vuelve a necesitar un extra de agua para eliminar lo sobrante). Atención a los aperitivos de patatitas, a las chucherías, a los frutos secos.
Así que ya sabeis, ¡a beber, beber y beber agua!
Claro, estamos en mitad del verano. Aunque las noches comiencen a ser más frescas de un momento a otro, de día sigue haciendo un calor espantoso.
Quien no tenga más remedio poco puede hacer, pero quien pueda elegir, ha de procurar evitar estar a pleno sol durante largas horas, en las horas centrales del día.
Y de una forma o de otra, hay que beber más agua que durante el invierno. Es fácil de entender que el cuerpo va a gastar más agua en mantener nuestra temperatura estable cuando hace calor que cuando no lo hace. Si estamos haciendo ejercicio además, más todavía. Incluso si hablamos de ejercicio ligero como caminar, incluso si evitamos las horas más calurosas del mediodía.
Ya sé que hemos hablado aquí antes del agua. Pero insisto porque es la época, a modo de recordatorio. No voy a volver a aburriros con las cifras de agua necesaria según el peso corporal.
Sólo voy a volver a insitir en otra regla mucho más fácil de monitorizar: estás bebiendo suficiente si las orinas son claras y abundantes. Si bebes poco, al cuerpo le sobra poco líquido y las orinas son escasas y concentradas, porque el riñón ha de seguir limpiando igual el organismo pero con menos líquido. Y al concentrarse, se hacen más oscuras.
Un ejemplo asqueroso, pero fácil de entender: si estamos fregando el suelo de nuestra casa, y el agua del cubo está sucia, la cambiamos antes de fregar otra habitación, ¿no? Pues lo mismo. Para volver a tener agua clara en el cubo. Si no lo hacemos, el agua del cubo está cada vez más oscura y sucia. Pues eso.
Recordemos que a los niños y a las personas mayores hay que darles el agua. Los bebés no saben decir "tengo sed", y las personas mayores pierden la sensación de sed, que no es mas que el cerebro pidiendo agua para el cuerpo. No debemos olvidar a nuestros pequeños y a nuestros mayores: cuando tú bebes, ellos también pueden necesitar agua.
Y hay quien se aburre de beber agua, porque no sabe a nada, porque es aburrida. Pues la puedes "aliñar" con un poco de limón y azúcar o edulcorante, o con infusiones, o tomar frutas abundantes, que aportan mucha agua. Sin abusar de los azúcares, ni de la sal, que al final tanto una como otra termina dando más sed (el cuerpo vuelve a necesitar un extra de agua para eliminar lo sobrante). Atención a los aperitivos de patatitas, a las chucherías, a los frutos secos.
Así que ya sabeis, ¡a beber, beber y beber agua!
sábado, 10 de agosto de 2013
La amistad de la adolescencia
No voy a escribir sobre la amistad entre los actualmente adolescentes. Porque yo ya no soy adolescente hace mucho, y no sé exactamente si el sentido de la amistad que yo tenía entonces es como el que tienen ahora, aunque lo cierto es que me parece que no, me parece que ahora es más superficial. O que yo no me entero, pero me parece que mucho de lo que se llama amistad, desde fuera no parece mas que unión de intereses o aficiones.
De lo que quiero hablar es de mis amistades de la adolescencia. Y de la primera juventud, también. Amistades que entonces se forjaron a base de experiencias juntos (juntas sobre todo), de confidencias a todas las horas del día, de ayudarnos a resolver problemas y circunstancias que entonces no quisimos contar a ningún adulto, por lo que fuera. Claro que también teníamos intereses y aficiones comunes, por fuerza tiene que haber en inicio algún nexo de unión, pero finalmente se convirtió en algo más allá que eso.
Y no te das cuenta hasta que eres más mayor, pero ahora sé que nos conocimos, hicimos amistad, y mis amigas y yo crecimos en cuerpo y maduramos en mente juntas, y aunque después cada una ha seguido por los derroteros que la vida nos ha llevado, no siempre paralelas, la amistad que entonces nació no ha desaparecido. Aunque todas tengamos otras nuevas amigas, no vivamos ya en la misma ciudad, ese nexo íntimo que hay entre nosotras permanece inalterable, justo por debajo de la piel, que es donde se quedan las cosas verdaderas: dentro de una.
Y eso es lo que me gustaría pensar que van a tener mi hija, mis sobrinos, y el resto de los adolescentes que lean esto, y por eso lo escribo. Amistades verdaderas, que deben nacer y cuidar ahora, y que cuando pasen 25 años sigan estando ahí, cuidándose mutuamente, queriéndose y compartiendo aunque sean retazos de sus vidas. Aunque pasen años sin verse, nombren a esa persona en otra conversación y sigan diciendo "es una de mis mejores amigas".
Y hoy quiero hablar de eso porque este verano mi hija y mis sobrinas han jugado con los hijos de una de mis mejores amigas, me he reencontrado con otra a la que hace años que no veía, por teléfono ha estado a mi lado, y yo a la de ella, otra a la que veo poco por motivos de trabajo, pero de la que nunca dudo que esté ahí, igual que ella no duda de mí.
Porque valoro su amistad, de todas ellas, cuando sé que están a mi lado en espíritu es fácil hallar la calma y saber quién soy. Me dan alegría, apoyo, seguridad, consuelo. Y yo a ellas.
Y por todo esto quiero decir a los que ahora son adolescentes, que cuiden sus amistades, que pueden significar mucho a lo largo de su vida si son amistades verdaderas. Que a lo mejor ahora no tanto, pero dentro de poco valorarán mucho lo que es auténtico.
Taché, María, Tere, gracias por ser mis amigas. Gracias por conservar mi huequito en vuestros corazones. Vosotras siempre estais conmigo.
De lo que quiero hablar es de mis amistades de la adolescencia. Y de la primera juventud, también. Amistades que entonces se forjaron a base de experiencias juntos (juntas sobre todo), de confidencias a todas las horas del día, de ayudarnos a resolver problemas y circunstancias que entonces no quisimos contar a ningún adulto, por lo que fuera. Claro que también teníamos intereses y aficiones comunes, por fuerza tiene que haber en inicio algún nexo de unión, pero finalmente se convirtió en algo más allá que eso.
Y no te das cuenta hasta que eres más mayor, pero ahora sé que nos conocimos, hicimos amistad, y mis amigas y yo crecimos en cuerpo y maduramos en mente juntas, y aunque después cada una ha seguido por los derroteros que la vida nos ha llevado, no siempre paralelas, la amistad que entonces nació no ha desaparecido. Aunque todas tengamos otras nuevas amigas, no vivamos ya en la misma ciudad, ese nexo íntimo que hay entre nosotras permanece inalterable, justo por debajo de la piel, que es donde se quedan las cosas verdaderas: dentro de una.
Y eso es lo que me gustaría pensar que van a tener mi hija, mis sobrinos, y el resto de los adolescentes que lean esto, y por eso lo escribo. Amistades verdaderas, que deben nacer y cuidar ahora, y que cuando pasen 25 años sigan estando ahí, cuidándose mutuamente, queriéndose y compartiendo aunque sean retazos de sus vidas. Aunque pasen años sin verse, nombren a esa persona en otra conversación y sigan diciendo "es una de mis mejores amigas".
Y hoy quiero hablar de eso porque este verano mi hija y mis sobrinas han jugado con los hijos de una de mis mejores amigas, me he reencontrado con otra a la que hace años que no veía, por teléfono ha estado a mi lado, y yo a la de ella, otra a la que veo poco por motivos de trabajo, pero de la que nunca dudo que esté ahí, igual que ella no duda de mí.
Porque valoro su amistad, de todas ellas, cuando sé que están a mi lado en espíritu es fácil hallar la calma y saber quién soy. Me dan alegría, apoyo, seguridad, consuelo. Y yo a ellas.
Y por todo esto quiero decir a los que ahora son adolescentes, que cuiden sus amistades, que pueden significar mucho a lo largo de su vida si son amistades verdaderas. Que a lo mejor ahora no tanto, pero dentro de poco valorarán mucho lo que es auténtico.
Taché, María, Tere, gracias por ser mis amigas. Gracias por conservar mi huequito en vuestros corazones. Vosotras siempre estais conmigo.
miércoles, 7 de agosto de 2013
Síndrome de Alienación Parental
Hace unos días una compañera y amiga marcó esta viñeta como favorita en mi Twitter. Lo que me recordó que la publiqué con la intención de no perderla, para hablar de este tema.
El síndrome de alienación parental existe desde que existe el divorcio y va íntimamente ligado a él. Consiste en el sufrimiento espiritual, mental, y los síntomas físicos añadidos que aparezcan, en caso de que ocurra, en los hijos de parejas que, en trámites de divorcio o con divorcio en firme, utilizan a sus hijos para dañar, manipular, condicionar, etc. a su pareja o ex-pareja.
Los hijos sufren eso más que el mismo divorcio. De hecho el divorcio, oído en primera persona de la boca de hijos de padres divorciados, en sí mismo en muchos casos es una liberación, es el fin de un sinfín de días oyendo gritos, discusiones, o no oyendo la frialdad y la indiferencia entre sus padres, que hace tiempo que no sólo no se aman, sino que no se soportan.
Pero cuando se convierten en el sujeto de los chantajes, de los tira y afloja entre la futura ex-pareja, entonces sí sufren. Porque se sienten presionados a elegir entre su padre y su madre, e ir con uno es ir contra el otro: darle satisfacción a uno es hacer daño de forma consciente al otro. Y no quieren, porque los hijos quieren a sus padres, a los dos, aunque no se quieran entre ellos. Porque no les gusta oir cosas feas de ninguno de ellos, y mucho menos si viene de parte del otro. No están de acuerdo, pero sienten que tampoco se pueden poner en contra.
Al final se ven rodeados de espadas, porque están entre la espada y la pared, y con la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas. Y esa presión no se lleva bien, menos aún cuando eres un niño. Muchos adultos no tienen los recursos psicológicos para manejar eso, cuando menos lo pequeños.
Por desgracia los niños no reaccionan como el de la viñeta, ojalá fuera así. Los niños no encaran a sus padres, ni juntos ni por separado, para ponerle los puntos sobre las íes diciéndoles a lo que NO están dispuestos. Los niños se callan y sufren, no duermen bien, no comen bien, no crecen bien, no hablan bien, sacan malas notas o tienen alteraciones en la conducta, como única expresión del malestar que están sufriendo en casa porque sus padres ni saber quererse ni saber dejar de odiarse.
Claro que también se da el caso contrario, el de hijos que manipulan, chantajean, condicionan la decisión de sus padres de divorciarse cuando han decidido que su matrimonio ya no va a ninguna parte. Son menos, realmente, supongo que por eso no da lugar a un síndrome que tenga nombre propio: síndrome de alienación filial, sería, por similitud. Los hijos, intentando mantener la homeostasis, el frágil equilibrio de su casa, hacen lo posible y lo imposible para que sus padres no se separen, con el coste finalmente de la infelicidad y la frustración de sus padres, o al menos uno de ellos, el que toma la iniciativa de la separación. Muchas veces también a costa de la propia felicidad, porque al final, por mucho que intenten evitarlo, están colaborando a prolongar una agonía emocional que es perjudicial para todos.
Amenazan, o de hecho actúan, dejando de comer, dejando de estudiar, dejando de obedecer, apartando sus actividades del ámbito familiar en cuanto pueden. Y los padres, temiendo perder el amor de los hijos, renuncian o retrasan su decisión de divorciarse, obligados a mantener una pareja que no lo es, con todo lo que ello supone.
Hace poco me contaba Alba, que ya es una veinteañera, que le ha costado asimilar el divorcio de sus padres, y eso que su madre llevaba ya meses-años hablándole de ello. No ha sido sorpresa para ninguno de los tres, pero ver cómo se concreta la separación, la mudanza, ha necesitado de unas semanas de adaptación. Se le empeoró la hernia de hiato, y le ha salido una calvita en la cabeza. Pero ahora está mejor, siguen adelante sus planes de boda, y está contenta porque su madre está más feliz, hasta ha puesto unos kilos, que falta le hacían. Ha empezado a trabajar con su padre, con quien mantenía una relación bastante distante y desafectuosa, y ha descubierto que tienen más cosas en común de las que ella nunca sospechó. El acercamiento le está haciendo conocer a su padre a los veintitantos años.
Por todo esto, el grito del niño de la viñeta va tanto para padres como para hijos: la familia no es lo mismo que el matrimonio. Se divorcian los padres, no los hijos. Si los padres no se quieren entre ellos, ambos siguen queriendo a sus hijos. Los hijos quieren y deben querer a sus padres por igual, vivan o no en la misma casa. Querer divorciarse es querer dejar de vivir con una persona, no necesariamente significa querer su mal: no es necesario dañar, perjudicar, ser injusto, abusar de las debilidades del otro. Y mucho menos utilizando a los hijos en una revancha infantil, irrespetuosa, hasta maligna. Futura ex-pareja, dedíquense a divorciarse de la forma más respetuosa posible, si no queda siquiera cordialidad, que no falte la educación. Respeten a sus hijos, que no tienen nada que ver con el divorcio. Siguen mereciendo todo su amor, tranquilidad y ayuda para adaptarse a los cambios que sobrevienen en la familia, sean grandes o pequeños. Recuerden que la familia no desaparece, es sólo el matrimonio el que se termina. Hijos de futura ex-pareja, recuerden esto mismo. La familia no desaparece porque vuestros padres se divorcien, ellos van a vivir independientes pero ambos les aman igual, y las vidas de todos van a seguir adelante de la mejor manera posible con la colaboración de todos los miembros de la familia. No deben intervenir, igual que no deben tomar partido por uno u otro. Aquí no hay un malo y un bueno (en líneas generales, nada de esto se refiere a divorcios por maltrato en la pareja).
Y por último, y no menos importante, quiero recordar a los padres-futura ex-pareja, que la Alienación Parental ES UN DELITO. Desde hace algunos años, no sólo es una actitud negativa y reprobable, sino también sancionable: es un delito incluido dentro del maltrato doméstico o de familia, que puede tener condenas, desde indemnizaciones económicas hasta la pérdida de la custodia sobre los hijos. Seamos conscientes, por querer tratar mal a la pareja o ex-pareja, se puede convertir uno en maltratador de los hijos.
sábado, 3 de agosto de 2013
El Club del Paseo
El club del paseo es uno de los últimos descubrimientos en Twitter, de hace un par de meses. Es un blog de paseantes para promocionar el ejercicio físico dentro de un estilo de vida saludable. Es muy fácil inscribirse en él, y siguiéndoles en Twitter, con unas concisas instrucciones puedes ir añadiendo tu actividad física, sea paseo, carrera, natación, elíptica, ciclismo... a las actividades de los miembros del club y participar en un ranking que se renueva todos los meses.
¡Es muy motivador! La sana y bonita competitividad, porque no hay más premio que la satisfacción de constatar tu progreso y los beneficios para la propia salud, y además a través de las menciones, se colabora con la difusión social de actividades saludables.
Por eso desde aquí animo a todos los amantes del ejercicio físico que tengan cuenta en Twitter a que se hagan seguidores y participantes en el @clubdelpaseo. Si no tienes cuenta en Twitter...¡ya va siendo hora! Este es un buen motivo para sacarte tu cuenta, y de paso convertir tu entrenamiento en una actividad social.
Pero lo importante, al fin y al cabo, es hacer ejercicio físico. Por eso, esta mañana cuando venía hacia el trabajo, y he visto por la carretera caminar, antes de las ocho de la mañana, a buena parte de los habituales en la consulta de mi cupo, me ha emocionado el pensamiento de que ELLOS son mi club del paseo favorito. María y su marido Francisco, con Bartolomé, otra María con su esposo paseando a su perrito, Rosario y su hermana Ana, María Ana y una amiga, Juan, Juan Carlos (que sufrió un infarto hace menos de un mes), Rafael y su hija María José, Nieves, Josefa... pasean para cuidar su salud, cuesta arriba, cuesta abajo, tirando de rodillas artrósicas y de dolores de barriga, de sus ataques al corazón, de sus ansiedades, tirando de sus familiares para que se unan a ellos en un estilo de vida saludable. Y otro Juan, que ahora anda y anda sin parar, porque dice que mientras anda no está bebiendo alcohol, ni fumando, ni comiendo dulces para quitarse el mono. Y un día se nos va a otra provincia de tanto andar, aunque bueeeeenoooooo vaaaaaleeeeeee ¡aquí no es tan difícil salirse de la provincia!
Por eso esta entrada al blog es para ellos, para darles las gracias por cuidarse, por quererse, por dar ejemplo de superación personal y valoración del esfuerzo a sus vecinos. Por ayudarse entre ellos, por acompañarse y animarse.
Enhorabuena a todos. Quiero veros andando por la carretera muchos años. Acordaos de llevar una botellita de agua, de circular de cara al sentido de los coches, y de llevar un chaleco reflectante o ropa de colores vivos para haceros más visibles a los coches, que algunos van como locos.
¡Es muy motivador! La sana y bonita competitividad, porque no hay más premio que la satisfacción de constatar tu progreso y los beneficios para la propia salud, y además a través de las menciones, se colabora con la difusión social de actividades saludables.
Por eso desde aquí animo a todos los amantes del ejercicio físico que tengan cuenta en Twitter a que se hagan seguidores y participantes en el @clubdelpaseo. Si no tienes cuenta en Twitter...¡ya va siendo hora! Este es un buen motivo para sacarte tu cuenta, y de paso convertir tu entrenamiento en una actividad social.
Pero lo importante, al fin y al cabo, es hacer ejercicio físico. Por eso, esta mañana cuando venía hacia el trabajo, y he visto por la carretera caminar, antes de las ocho de la mañana, a buena parte de los habituales en la consulta de mi cupo, me ha emocionado el pensamiento de que ELLOS son mi club del paseo favorito. María y su marido Francisco, con Bartolomé, otra María con su esposo paseando a su perrito, Rosario y su hermana Ana, María Ana y una amiga, Juan, Juan Carlos (que sufrió un infarto hace menos de un mes), Rafael y su hija María José, Nieves, Josefa... pasean para cuidar su salud, cuesta arriba, cuesta abajo, tirando de rodillas artrósicas y de dolores de barriga, de sus ataques al corazón, de sus ansiedades, tirando de sus familiares para que se unan a ellos en un estilo de vida saludable. Y otro Juan, que ahora anda y anda sin parar, porque dice que mientras anda no está bebiendo alcohol, ni fumando, ni comiendo dulces para quitarse el mono. Y un día se nos va a otra provincia de tanto andar, aunque bueeeeenoooooo vaaaaaleeeeeee ¡aquí no es tan difícil salirse de la provincia!
Por eso esta entrada al blog es para ellos, para darles las gracias por cuidarse, por quererse, por dar ejemplo de superación personal y valoración del esfuerzo a sus vecinos. Por ayudarse entre ellos, por acompañarse y animarse.
Enhorabuena a todos. Quiero veros andando por la carretera muchos años. Acordaos de llevar una botellita de agua, de circular de cara al sentido de los coches, y de llevar un chaleco reflectante o ropa de colores vivos para haceros más visibles a los coches, que algunos van como locos.
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