Vuelvo hoy a mi misión desmitificadora. Y es que llevo una rachita fina, me preocupan las falsas creencias que existen en la población que hacen que no se le dé importancia a cosas que la tienen.
Hoy le toca al sobrepeso y la obesidad.
Mito 1: el sobrepeso es saludable.
En los tiempos de hambruna, y en los siglos pasados cuando el patrón estético era favorable, el sobrepeso era un signo de tener para comer a diario. Pero eso no es saludable. Sobrepeso es sobrepeso en cualquier circunstancia. Y hay estudios que han demostrado que la obesidad causa daños en el hígado semejantes al alcoholismo.
Mito 2: si soy corpulento por constitución, y en mi familia todos tienen sobrepeso, mi peso adecuado es mayor al que dicen las tablas.
Para los corpulentos por constitución están los márgenes altos del Índice de Masa Corporal. Su normalidad estará más cerca del 25 que del 18, pero si está por encima de 25, será un corpulento con sobrepeso.
Y si en la familia todos tienen sobrepeso, es que todos tienen sobrepeso. No hay tablas especiales para familias de "gorditos".
Mito 3: los niños con sobrepeso son sanos.
La obesidad y el sobrepeso en los niños es tan dañino como el los mayores. Favorece la aparición de la hipertensión y la diabetes desde la misma infancia. Y será más probable que sea en el futuro un adulto con sobrepeso u obesidad.
Mito 4: la celulitis es lo mismo que la obesidad o el sobrepeso.
Se puede ser delgado incluso, o tener normopeso, y tener celulitis. No tiene nada que ver, ni se soluciona igual.
Mito 5: los gorditos son más felices.
Muchas de las personas con sobrepeso u obesidad pasan su vida saltando de dieta a dieta, sometidos a restricciones, acomplejados por las burlas de los demás y comparándose con otros.
Mito 6: mis hormonas son las culpables de mi sobrepeso. Esto sólo se arregla con cirugía.
Las alteraciones en las hormonas tiroideas son responsables de sobrepeso u obesidad en escasas ocasiones. Si fuera el caso, la solución no es operarse, sino regular esas hormonas. Pero la mayoría de las veces es el resultado de una alimentación incorrecta. La cirugía no permite continuar con esa alimentación incorrecta, de hecho es fundamental el consejo del nutricionista para mantener los beneficios a largo plazo.
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