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sábado, 21 de septiembre de 2013

Una falta de respeto... y no será la última

Hay muchas formas de faltar al respeto a los que nos rodean.
Y no estoy pensando en los insultos ni en ser fresco, precisamente.

Lo voy a poner muy fácil de entender:

   


Esto es una de las salas de espera del consultorio en el que trabajo. Al terminar la mañana de trabajo, en el centro quedamos el conductor de la ambulancia y yo. Volvemos de un aviso a domicilio, y nos encontramos una bolsa de gusanitos prácticamente llena, tirada en una de las sillas, con un montón de gusanitos tirados en el suelo.
Hoy ha habido consulta de vacunas.
Hoy, un papá, mamá, abuelo o abuela (más probablemente que otra cosa) ha comprado una bolsa de gusanitos al niño que venía a vacunarse. Casi seguro que diría, si se le preguntara, que como nos hemos ido a trasladar a un señor bastante enfermo al hospital, el niño tenía hambre.
El niño no parecía tener mucha hambre, teniendo en cuenta que ha dejado casi todos los gusanitos de la bolsa desparramados a su paso.
Y ese adulto que acompañaba a su niño a vacunarse, ha considerado que la silla y el suelo son los sitios adecuados de dejar los gusanitos. Después de que una señora pase un montón de horas limpiando a conciencia, como hace todos los días.
En un espacio que no es suyo, es público, y ha de compartir con sus convecinos.
En un espacio en el que yo, sin ir más lejos, llevo 40 horas seguidas.
Ese adulto es un irrespetuoso.
Y un guarro.

1 comentario:

  1. a si se educan a los niños desde pequeños ,mi respeto a la señora de la limpieza que lo hace muy bien

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